Para mi, igual que para otros muchos está claro que a la televisión, al menos tal y como existe y funciona hoy en día, se le expira la vida. El futuro está en internet y en el mayor poder de decisión de los consumidores, la tendencia va cada vez más por esa vía y parece imposible que en última instancia esta pueda ser ignorada.
Las personas están cada vez menos dispuesas a aguantar insoportables cortes publicitarios (especialmente molestos en España, país que está denunciado por la Unión Europea por ignorar las regulaciones establecidas en referencia a los cortes publicitarios), las imposiciones de determinados horarios, muchos de los cuales son totalmente ridículos, así como los cambios indiscriminados de la programación al antojo de las cadenas.
Gracias al medio que está revolucionando y dejando en evidencia la obsolescencia de gran parte de las antiguas formas de hacer las cosas, internet, la forma de acceder al contenido audiovisual ya ha cambiado y seguirá haciéndolo. Queremos ver los programas y series que nos gustan, cuando a nosotros nos apetece, no queremos vernos sometidos a un horario, muchas veces abusivo que nos imponen desde una cadena. Buen ejemplo son muchas series y programas de televisión que en nuestro país se emiten en horarios totalmente absurdos, en los cuales la mayoría de la gente no puede verlos porque al día siguiente tienen que madrugar para ir a trabajar.
Otro problema es que mientras las cadenas de televisión se enfrentan en una encarnizada batalla por las audiencias, los telespectadores son los que se ven perjudicados, viendo como su serie preferida cambia el día de emisión con tanta frecuencia que termina costándole seguirla porque se pierde entre tanto cambio.
Es evidente que a las televisiones esto no les está gustando mucho, por no decir nada, no hay más que ver cómo gran parte de estás siguen dando la espalda a internet, incluso denunciando el medio, véase el caso de Telecinco contra YouTube, pero al final no podrán enfrentarse a algo que el público cada vez va a pedir más y de ingnorar al público probablemente éste termine dando la espalda al medio, algo que no beneficia a este último.