Beyoncé hizo vibrar Madrid


Beyoncé

Al que inventó el dicho «el tiempo vuela» realmente supo plasmar la sensación que produce la temporalidad de los sucesos, sobre todo cuando uno los recuerda desde el presenta como hechos ya pasados.

El martes pasado mi novia y yo estábamos en Madrid, con los pies dolidos de tanto andar y preparándonos con algo de prisa para ir al concierto de Beyoncé en el Palacio de los Deportes, y aunque parece que fue ayer, ya hoy es lunes y comenzamos una nueva aventura laboral. Así de rápido viajamos por la vida, parece una autopista por la cual conducimos con el pedal del gas pisado a fondo.

En cualquier caso, lo bueno es que los grandes momentos y los momentos bonitos quedan para el recuerdo, se graban en la memoria y puedes recuperarlos siempre que quieras para revivirlos y disfrutarlos de nuevo. Además, con las nuevas tecnologías dispones de aún más mecanismos para que dicho recuerdo no se desvanezca y mantener constancia del mismo. En cierta manera somos capaces de capturar el tiempo.

El concierto fue una pasada, todas las entradas vendidas, 15.000 personas vibrando desde el primer momento generando un ambiente que invitaba a pasarlo bien. Beyoncé salió al escenario y cautivó al público desde el primer momento. Cuanta energía desprende esa mujer sobre un escenario, un chorro de voz espectacular combinado con una espectáculo que sin duda vale la pena presenciar.

Está claro que repetiremos, no sabemos cuando ni a quién iremos a ver, pero está claro que caerán más conciertos cuando cuadre.

Para mi fue una noche espectacular, lo pasé muy bien, disfruté mucho y lo recordaré siempre y creo que mi novia también.

Grabamos muchos vídeos, pero con la cámara de fotos y atendiendo al concierto a la vez no es muy fácil y queda algo movido, pero bueno, como muestra les dejo un vídeo que grabamos, del final del concierto, aunque si buscan por ahí seguramente encontrarán otros mucho mejores, hicimos lo que pudimos y sobre todo nos llevamos un trocito de algo que es y será especial para nosotros.

El violinista de la Plaza Mayor de Madrid


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Recientemente fui unos días con mi novia a Madrid a ver a un amigo y conocer la ciudad. He de decir que realmente nos encantó, de hecho, si alguien quiere contratar sociólogos, que no dude en contactar con nosotros, nos iremos a vivir a Madrid encantados.

El jueves quince de enero en Madrid se respiraba frío. Aunque ese día no nevó, a nosotros nos parecía que hacía más frío que en días anteriores cuando sí que vimos nevar. Allí estábamos, después de haber dormido bastante mal, cansados recorriendo las calles de la capital. Era nuestro último día y por muy cansados que estuviéramos no íbamos a desaprovecharlo.

En un momento del día llegamos a la Plaza Mayor. Ya accediendo a ella por una de sus múltiples entradas se escuchaba resonar una bella música. Aquella melodía abarcaba todo el espacio de aquella inmensa plaza, quebrantaba el frío y te hacía viajar a otras partes del mundo, concretamente a Asia. Allí estábamos en la Plaza Mayor de Madrid, siendo transportados a Asia por la música de un violín chino.

Un hombre bienhumorado, simpático, con una cara risueña y un verdadero artista con este peculiar violín de dos cuerdas era el creador de tan maravillosa música. Y allí estábamos nosotros anonadados con su arte, pensando que era genial poder disfrutar de tanta genialidad a cambio de tan solo unas monedas. En otras circunstancias la gente pagaría mucho dinero por un concierto de este tipo. Claro que no soy un especialista, y tampoco puedo juzgar cuan brillante era este hombre con su violín, pero para mi era una maravilla lo que hacía, sobre todo partiendo de mi total y más absoluta incapacidad musical.

La hora de comer ya se nos había pasado y estábamos muertos de hambre, por lo que compramos unos bocadillos y nos sentamos en la Plaza Mayor, el violinista que también se había marchado, seguramente para lo mismo que nosotros, regresó y se sentó muy cerca de nosotros, y allí estábamos comiendo y disfrutando de todo un concierto. Pero no tardó mucho en aparecer por allí un personaje extraño, desaliñado, con cerveza en mano y hablando con un amigo imaginario.

Para mi aquello fue el choque de dos mundos que tantas veces he observado. Son dos personas, ambas probablemente con una precaria situación económica, pero mientras uno se ahoga en el alcohol y termina trastornado, el otro deleita a todo el que se pare a escuchar con música.

Si están por la Plaza Mayor de Madrid y escuchan un violín chino, no tienen más que seguir a la música. Tómense un rato, escúchenlo e incluso si les gusta le pueden comprar un CD.

Comiendo en Barcelona


Hace poco más de un mes publiqué el post «El buen gusto y sabor de Barcelona«. Este post se podría considerar una continuación del primero. En este caso voy a hablar de tres sitios diferentes a los que fuimos a comer mi novia y yo durante nuestro viaje a Barcelona. El primero es OVNI un local en el que puedes disfrutar con total seguridad del mejor buffet de ensaladas que he visto; el segundo L’Hortet un restaurante vegetariano muy agradable y acogedor; y el tercero es La Turca, un local de kebab, en el que podemos disfrutar del auténtico pan turco, que hace del kebab una experiencia deliciosa.

OVNI es un local increíble. Por 8,20€ los días laborables al medio día y por 9,90€ por las noches, días festivos y fines de semana, puedes comer y beber todo lo que tu cuerpo aguante. Entre las opciones tenemos un buffet de ensaladas increíble, diverso, fresco y delicioso. Las opciones son prácticamente infinitas. Pero no es lo único, también hay un buffet caliente en el que siempre podemos encontrar algunas cosas diferentes, aunque las pizzas siempre están allí para el deleite del paladar. Postres y café también están incluidos en el precio, pudiendo elegir entre helados, flanes, etc. Y finalmente, y como algo fundamental, las bebidas no se pagan aparte, están incluidas también, y podemos ir todas las veces que queramos a por más refresco, té frió, agua, limonada, zumos, etc.

A mi novia y a mí nos gustó tanto que tuvimos que repetir. El ambiente era muy agradable, y además al final de la comida podías conectarte durante media hora a internet en los diversos ordenadores que tienen allí para uso y disfrute de los clientes. Esto nos vino muy bien para buscar algunas cosas que queríamos ver en la ciudad condal, leer el correo, ver la previsión del tiempo, etc. Este servicio también está incluido en el precio. Tengo que decir que recomiendo fervientemente este local que estoy seguro no defraudará a nadie. Bueno quizá defraude a los carnívoros acérrimos.

Nosotros estuvimos en el OVNI de la Via Laietana, 32, pero hay otros dos: uno en la Via Laietana, 55 (Rt. Terrablava) y el otro en la Ronda Sant Antoni, 11.

El restaurante L’Hortet en el Raval también nos gustó mucho, agradable y acogedor. Por 9€ tienen un menú con el que quedarás más que satisfecho. Dicho menú está compuesto por un primer plato a elegir entre varias opciones, un segundo plato a elegir entre varias opciones, un postre a elegir entre varias opciones y para beber agua o vino. El local es una mezcla entre moderno y hogareño que te transmite una sensación de tranquilidad que te hace olvidarte del estrés de La Rambla y te permite disfrutar de tu comida de forma relajada.

El local se encuentra en la calle Pintor Fortuny, 32. En esta misma calle también está el bar El Lobo del Grupo Tragaluz, pero a este no llegamos a ir, aunque también es curioso con las paredes todas pintadas por diversos artistas del graffiti, combinado con un look más sobrio.

Finalmente me gustaría hablar de La Turca. Es un local de kebab, lo que en principio no parece nada muy emocionante, pero tienen algo especial y es que puedes disfrutar de este producto ya universal preparado en el pan turco original, algo que en la mayoría de los establecimientos no te ofrecen. Generalmente te sirven el kebab en un pan pita cutre de los que se compran en el Mercadona y por eso La Turca vale la pena.

Es un local muy pequeño, pero que llama la atención. Desde fuera puedes ver todas las verduras, la carne y todo ello en su conjunto es muy pintoresco. El local es muy funcional, no esperen mucho lujo, pero el kebab es la bomba.

La Turca está en la Carrer Nou de la Rambla, no se el número, pero si estamos en La Rambla y nos adentramos en esta calle es uno de los primeros locales, si lo miramos en el mapa está en la trasera del Palau Güell.

Espero que disfruten de estos sitios tanto como nosotros.

[tags]Barcelona, viaje, restaurantes[/tags]

Menuda atracción


Looping

Cuando estuve en Alemania en septiembre, un día paseando por el centro de Augsburgo me encontré con esta atracción o como lo queramos llamar. Por si alguien no consigue captar de qué se trata, son unas bicicletas sujetas por unos barrotes y que cogiendo la suficiente velocidad permitía hacer loopings. Me llamó mucho la atención, aunque no me subí porque pensé que no sentaría bien a mi estómago lleno de cosas del desayuno.

Pueden ver el resto de fotos del viaje en mi Flickr.

[tags]Augsburgo, Alemania, viaje, atracción, bicicleta[/tags]

El buen gusto y sabor de Barcelona


Barcelona es una ciudad tentadora, una ciudad cuyas calles constantemente son invadidas por deliciosos olores que emanan de pastelerías, panaderías, bares y restaurantes. Callejeando por Barcelona se puede intuir que el pueblo barcelonés es bastante goloso, y puesto que yo también lo soy me siento que allí estoy entre iguales.

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Ya estamos de vuelta


Pues eso, que ya estoy de vuelta, y regresaré por tanto a la rutina de publicar en el blog con la frecuencia acostumbrada, a estudiar lo que me falta, a ir al gimnasio a bajar los kilos que gracias a la alimentación que las abuelas nos acostumbran a dar ganamos fácilmente y a volver a la vida, llamémosla «normal«.

En los días venideros, cuando esté de nuevo en mi casa (hasta el domingo estaré en casa de mis padres) colgaré las fotos en Flickr, e informaré un poco de algunas de las cosas acontecidas en este viaje entre mundos. Digo esto último porque ir de Tenerife a Barcelona y luego a Augsburgo es como viajar entre diversos mundos, tan dispares como uno se los imagina. He de decir que esta vez lo pasé mucho mejor en Alemania que veces anteriores. Me parece que los alemanes están más animados, había más gente en la calle, no tantos como en Barcelona, pero si que había lugares y horas del día que en esta ocasión dejaban constancia de que alguien vivía en la ciudad.

Realmente creo que viajar enriquece a las personas, y te da una visión mucho más amplia de que la forma en que actúas, tus costumbres, tus formas de obrar, de pensar, tu forma de ser, es tan sólo una más entre las muchas posibles, y además influida de sobremanera por el entorno en el que vives.

Cuanto más viajo, y dado que los lugares que más me apasionan son las ciudades, descubro que me apasionaría poder trabajar en algo como planificación urbana, por ponerle un nombre. Me refiero a que como casi sociólogo que espero ser en breve, al menos sobre el papel, me interesa mucho el estudio de la ciudad, y ésta como campo de batalla para mejorarla y hacerla cada vez más un espacio que genere sensaciones en la gente, que esté al servicio de ésta, que se convierta en parte de ella y le reporte la satisfacción de vivir en un lugar adaptado a sus necesidades.

Hay estudios que demuestran que haciendo algo tan sencillo como pintando una pared de un color o de otro, generamos en las personas reacciones y actitudes diversas. Esto puede servir de ejemplo a lo que me refiero, si tomamos una ciudad como Augsburgo, donde la lluvia y los días oscuros en invierno son algo frecuente, sugerir que los edificios se pinten paulatinamente con tonos más alegres, vivos y cálidos podría provocar una mejora del grado de felicidad de las personas que aún en día grises, al mirar por la ventana podrían satisfacer su ansia de calidez con la vista de unos edificios que invitan a ser mirados.

En fin, no quiero enrollarme más con este post el cual en principio tan sólo pretendía ser una notificación de mi regreso.

P.D. Por cierto, muchas gracias a quienes siguen este humilde blog.

[tags]Tenerife, Barcelona, Augsburgo, Alemania, viajar, viaje[/tags]

Un breve post


Barcelona estuvo genial, una vey más queda demostrado que es una gran ciudad, preciosa, llena de vida y con muchos lugares preciosos que visitar. Ahora estoy en Alemania, visitando a mi abuela que a pesar de tener más de 80 años sigue estando en forma no tanto física, pero si mental. Es un hacha haciendo crucigramas, incluso sabe lo que son los SMS y conoce también otras terminologías tecnológicas.

Ya contaré más cuando regrese a Tenerife el 26, pero no quería dejar pasar la oportunidad de escribir algo para no dejar el blog abandonado tantos días. El tiempo aquí en Alemania está frío, muy frío, sobre unos 11°C. En este sentido he pasado de un tiempo caluroso y de verano como el que tuvimos, afortunadamente, en Barcelona donde sudé bastante con tanto caminar, a todo lo contrario, el invierno. Y todo eso en tan sólo unas horas.

Pero el tiempo no es lo único que diferencia a un lugar de otro. Barcelona es una ciudad llena de vida, donde la gente no para de recorrer sus calles, donde locales se mezclan con visitantes y las lenguas son tan variadas como los rostros con los que te cruzas. En Augsburgo la cosa es bien diferente. Las calles están bastante vacias siempre, la gente no acostumbra a estar mucho en la calle. Evidentemente el tiempo tiene algo que ver, pero incluso cuando hace buen tiempo las aceras no tienden a colapsarse por el tránsito de personas. Es otro mundo, interesante también pero para estar de visita, para vivir ciertamente prefiero una ciudad como Barcelona. Si es que el haberme criado en Tenerife tuvo por lógica que dejar huella, y así es que a pesar de haber nacido en Alemania tengo poco que ver con la mentalidad tan rígida, callada y de tranquilidad constante de los alemanes. A mi me gusta un poco más de ritmo en la vida. No digo que lo uno sea mejor o peor, simplemente que a mi me gusta más salir a la calle y cruzarme con personas, ver a la gente paseando, comprando y haciendo vida en el exterior.

Pero sin duda también hay muchos aspectos positivos y por los que merece la pena visitar Alemania: muy buena comida, deliciosos olores, paisajes que quitan el hipo, mucha belleza en las cosas que uno ve…

He de irme, se me termina el tiempo en el ciber y mi madre me dice que el tiempo del parking también lo hemos excedido, como se nota que ya no pertenecemos a esta ciudad. Hasta pronto, intentaré postear algo más en estos días.

[tags]Barcelona, Augsburgo, Alemania, viaje[/tags]

Barcelona me espera


Barcelona

Pues como ya les comentaba hace un tiempo, me voy unos días para ir a Barcelona, esa preciosa ciudad que tanto me gustó la primera vez que no parado de desear regresar allí. En este caso acudiré al congreso de sociología que allí se celebra y luego aprovecharé dos días más para disfrute personal.

De todas formas intentaré conectarme de vez en cuando y escribir algún post, así como dejar alguno programado para su publicación en días venideros. Nada más, espero que sigan disfrutando del blog, y disculpen si no actualizo al mismo ritmo al que normalmente lo hago pero es que voy a estar un poco liado y sin un acceso fijo a un ordenador dado que un portátil es algo que no tengo y que de momento tampoco me puedo permitir.

[tags]Barcelona, Congreso de Sociología, viaje[/tags]