Ya estamos de vuelta


Pues eso, que ya estoy de vuelta, y regresaré por tanto a la rutina de publicar en el blog con la frecuencia acostumbrada, a estudiar lo que me falta, a ir al gimnasio a bajar los kilos que gracias a la alimentación que las abuelas nos acostumbran a dar ganamos fácilmente y a volver a la vida, llamémosla «normal«.

En los días venideros, cuando esté de nuevo en mi casa (hasta el domingo estaré en casa de mis padres) colgaré las fotos en Flickr, e informaré un poco de algunas de las cosas acontecidas en este viaje entre mundos. Digo esto último porque ir de Tenerife a Barcelona y luego a Augsburgo es como viajar entre diversos mundos, tan dispares como uno se los imagina. He de decir que esta vez lo pasé mucho mejor en Alemania que veces anteriores. Me parece que los alemanes están más animados, había más gente en la calle, no tantos como en Barcelona, pero si que había lugares y horas del día que en esta ocasión dejaban constancia de que alguien vivía en la ciudad.

Realmente creo que viajar enriquece a las personas, y te da una visión mucho más amplia de que la forma en que actúas, tus costumbres, tus formas de obrar, de pensar, tu forma de ser, es tan sólo una más entre las muchas posibles, y además influida de sobremanera por el entorno en el que vives.

Cuanto más viajo, y dado que los lugares que más me apasionan son las ciudades, descubro que me apasionaría poder trabajar en algo como planificación urbana, por ponerle un nombre. Me refiero a que como casi sociólogo que espero ser en breve, al menos sobre el papel, me interesa mucho el estudio de la ciudad, y ésta como campo de batalla para mejorarla y hacerla cada vez más un espacio que genere sensaciones en la gente, que esté al servicio de ésta, que se convierta en parte de ella y le reporte la satisfacción de vivir en un lugar adaptado a sus necesidades.

Hay estudios que demuestran que haciendo algo tan sencillo como pintando una pared de un color o de otro, generamos en las personas reacciones y actitudes diversas. Esto puede servir de ejemplo a lo que me refiero, si tomamos una ciudad como Augsburgo, donde la lluvia y los días oscuros en invierno son algo frecuente, sugerir que los edificios se pinten paulatinamente con tonos más alegres, vivos y cálidos podría provocar una mejora del grado de felicidad de las personas que aún en día grises, al mirar por la ventana podrían satisfacer su ansia de calidez con la vista de unos edificios que invitan a ser mirados.

En fin, no quiero enrollarme más con este post el cual en principio tan sólo pretendía ser una notificación de mi regreso.

P.D. Por cierto, muchas gracias a quienes siguen este humilde blog.

[tags]Tenerife, Barcelona, Augsburgo, Alemania, viajar, viaje[/tags]

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