Estaba leyendo el post más reciente de En Silicio, un blog muy recomendable por cierto, así como unos artículos del colega Rinze, cuando me puse a pensar en mis cosas y en nuestro sistema económico y en cómo, pase lo que pase, parece que siempre nos perjudica. Trataré de explicar lo que quiero decir.
Si, desde el punto de vista de la economía, las cosas van bien, es decir los beneficios crecen, nosotros, los ciudadanos, estamos como siempre: apurados por llegar a fin de mes, porque las cosas cada vez son más caras, porque hay muchas cosas por pagar, porque las empresas que siempre tratan de sacar aún mayor rendimiento de su empresa están pensando en reducir plantilla y sustituir a unas cuantas decenas de trabajadores por una estupenda máquina, la vivienda cada vez es más cara… En definitiva, antes de la crisis, cuando todo iba hacia arriba, a nosotros no nos beneficiaba precisamente, ahí está la tendencia más clara en la vivienda, que no hay quien la pague. Claro para el que construye y vende casas estupendo porque el beneficio crece y crece, o para el que ya la compró hace años por menos dinero y ha visto incrementado su valor, pero para los que no tenemos casa, estamos ahí con el sudor frío en la nuca pensando que jamás en la vida podremos terminar de pagar ese engendro de cemento. Yo diría, que cuando la economía va bien, va bien para unos pocos, porque la mayoría estamos, como de costumbre, haciendo malabares para llegar a fin de mes.
Ahora, que estamos en crisis, y los precios bajan, nos alejamos de la inflación para situarnos en una deflación y nos metemos de lleno en una recesión, algo que en principio al consumidor le podría venir bien, porque precios más bajos debería significar un alivio para nosotros, podremos por fin llegar a los últimos días del mes con menos problemas, posiblemente con algo de suerte podremos comprarnos una casa… Pues no, tampoco es bueno, se congelan sueldos, se despide aún a más gente, cierran empresas, con la consiguiente pérdida de empleo por parte de sus trabajadores, etc. Y aunque ahora muchas tiendas y establecimientos estén lanzando rebajas y ofertas de lo más variopintas e incluso algunas bastante atractivas, tampoco lo podemos disfrutar porque estamos acojonados, no queremos gastar ni un céntimo de más, porque qué sabemos nosotros lo que va a pasar mañana, ¿y si nos despiden también a nosotros? Si es que no lo han hecho ya.
Entonces es curioso como, pase lo que pase, los ciudadanos en este sistema siempre estamos jodidos. Al menos esta es la impresión que me da a mi. Estoy abierto al debate.