Me ha parecido muy acertado el término neomachismo que ha acuñado Antonio García y que Jesús Azcona Cubas nos explica en una breve opinión en el periódico La Opinión de Tenerife:
Antonio García, presidente de la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género, acuña éste término para el comportamiento de los jóvenes entre 17 y 30 años, que aunque perfumados y depilados, en lo que se ha dado en llamar metrosexuales, son machistas recalcitrantes que se enorgullecen de serlo. Ésta asociación que aboga por la supresión de la prostitución y de otros clichés patriarcales y machistas, anuncia que la clientela de la prostitución en España ha disminuido su franja de edad y ahora son los jóvenes, que no quieren pasar una noche dando conversación a las chicas, invitarlas a cenar o a copas en unas discotecas para acabar con una negativa a tener relaciones sexuales por parte de estas, los que directamente acuden a las prostitutas los fines de semana. Coincide esta información con la incoherencia que demostraba una encuesta sobre homosexualidad realizada en nuestro país entre los jóvenes, que demostraba que somos el país de Europa con unas leyes más modernas en cuanto a la igualdad de derechos de este colectivo pero a la cabeza de la homofobia. Comportamientos reflejados en la realidad en la que jóvenes depilados con un aspecto de estrella de programa cazatalentos, exhiben su triunfo de una manera machista, maltratando a las prostitutas con su comportamiento exigente, que no los diferencia de la clientela de más edad, y que viene a coincidir en el aumento de la desinformación sexual rampante en nuestro país, donde los jóvenes piensan que a ellos no les da el Sida porque no son maricas ni drogadictos. Sorprende que personas tan jóvenes tengan este tipo de pensamiento, tan retrógrado, que sería más achacable a un sector de la población que tuvo menos información y menos libertad sexual. Por lo visto rechazar a los homosexuales hace más macho según las respuestas dadas en la encuesta citada y como eso de ligar cuesta mucho trabajo y dinero, que no tiene garantía de ser restituido en forma de satisfacción sexual inmediata, los jóvenes españoles se van a las prostitutas, llamados por el reclamo del exotismo multicultural entre las trabajadoras de los clubs de alterne, donde exigen lo mismo de toda la vida, sexo genital rápido, que los invalida como pareja de la gente de su edad. Nuevo fraude social a las puertas del futuro, sin información sobre lo que es la sífilis, poder adquisitivo y prostitución como remate del fin de semana. Imposibilitados de establecer relaciones de igualdad, exigen porque pagan y se condenan a la incomunicación en libertad con el sexo. Neomachismo…
Ante esta realidad habría que plantearse dónde radica el problema, seguramente en la forma en la que estos jóvenes han sido educados. Quizá, dado que basan su concepción de masculinidad en unos ideales primitivos y totalmente estereotipados, al perfumarse y depilarse se sienten menos «machos» y por lo tanto deben reafirmarse de otra forma en su masculinidad para no ser tachados de «maricones«, y lo hacen mostrando su repudio hacia los homosexuales para dejar bien claro que ellos no lo son.
En cuanto al trato que dan a las mujeres, habría que plantearse el tipo de educación y de modelo que han visto en su casa, porque si yo tuviera un comportamiento de este tipo hacia las mujeres, en mi casa mis padres me montarían una buena. También creo que habría que cuestionarse la forma de relación que se promueve. Ya lo he dicho muchas veces, a mi me parece que este sistema capitalista ha afectado incluso a la forma en la que nos relacionamos con los demás, relaciones de usar y tirar, queremos satisfacciones inmediatas de nuestros deseos más básicos, y cosas como el intelecto y la conversación no puntúan muy alto en la escala de valores de nuestro presente. Y también es evidente que si estos jóvenes pretenden ligar tratando a las mujeres como a las prostitutas a las que maltratan, mucho éxito no tendrán, y probablemente terminen pagando por la frustración generada en estos sujetos las prostitutas a las que acuden, con un trato aún más vejatorio si cabe.
Creo que habría que plantearse las ideas y valores que se están transmitiendo de unas generaciones a otras, porque esta realidad no parece que sea algo deseable, un futuro de homofobia y desprecio por la mujer no parecen unos ingredientes muy positivos para una buena convivencia.
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