Los predicadores son la figura más lamentable y máximo exponente de la mentira, la manipulación, la demagogia, la hipocresía y a fin de cuentas de la ignorancia que están empeñados en sembrar y en repartir deliberadamente entre el público en ciertos lugares de la geografía incluso numeroso.

Una panda de exaltados que animan a quienes les escuchan a adoptar dicha exaltación de pura ignorancia y verterla sobre la sociedad, cual vómito corrosivo de jugos gástricos altamente ácidos y que son escupidos con el fin de descomponer la paz, la tranquilidad y la libertad de elección.

Lo último que hay que oír, es a este predicador sudamericano, que clama consternado que en Europa nos hemos vendido al mismo demonio, que Europa es una gran secta satánica. Lo que más gracia me hace de su exposición es cuando argumenta que en Alemania tuve que ver durante tres horas un programa pornográfico. Me hace gracia porque parece que nadie se da cuenta que según sus ideas, el mismo es un pecador y un pervertido adulador de Satán, porque se pasó tres horas viendo porno, además no del típico, sino de gordos y travestis. ¿Es que no sabía como se apaga la tele, no existe botón de apagado, ni la posibilidad de cambiar de canal en su pueblo? El venerado predicador se pasó tres horas jugando con su joystick, y luego viene a dar lecciones de moral a cuatro engañados exaltados como él.

Yo creo que lo que le jode a los predicadores, es que a ellos también les gustaría poder ver pornografía libremente, sin sentirse mal por ello, pero como en sus países no pueden, y además de hacerlo luego tienen que pellizcarse los testículos para castigarse por el pecado cometido, se rigen por el siguiente lema: «pajas felices para todos o para nadie». Y dado que parece que les cuesta más convencer a la gente de su entorno de los aspectos positivos del sexo, pues pretenden prohibírselo a todo el que se les pone delante.

Después de este apunte, resaltar que el predicador se exalta nuevamente al hablar de España. Su denuncia para este país es que en la televisión, en concreto en el programa de Buenafuente, mostraban, en palabras del energúmen: «una deficiente que se toca». Evidentemente habla de la niña de Shrek, lo que le sirve para argumentar que emplean ese nombre para incitar a los niños a la perversión y a las drogas, porque en el programa también se consumían drogas en directo.

Ahí es donde entra la educación, la capacidad crítica y al menos un mínimo entrenamiento para procurar cierto funcionamiento cerebral, así como el acceso a algo de información evidentemente. Digo esto, porque si toda esta gente que está escuchando las imbecilidades que les dice el defectuoso del predicador, tuvieran dicho entrenamiento, ser irían a casa o a un ciber, buscarían en YouTube o cualquier otro programa vídeos de Buenafuente, y podrían ver que ni se tomaban drogas en directo, ni se incitaba a ningún niño a tomarlas ni a convertirse en un pervertido. Es más, podrían buscar la programación y descubrir, sin demasiadas complicaciones que el programa se emitía a altas horas de la noche, un horario en el que normalmente los niños deberían de estar en la cama.

Así, y para concluir, diré que la religión, llegará el día en que sea para la mayoría lo que ya es para muchos, un chiste del que nos reímos, y que tomamos como la voz del medievo que sigue empeñada en exponer unas pautas que no van acordes con el tiempo.

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