El futuro de la industria del entretenimiento


Piratas

Con el revuelo generado por la Ley Sinde, últimamente se ha hablado mucho de las descargas de contenido audiovisual a través de internet y de la problemática que se genera a causa de las descargas por vías alternativas a las deseadas por las grandes compañías del entretenimiento.

Hay muchos artículos, algunos muy interesantes (estos dos por fin cuentan con el análisis de sociólogos), sobre el porqué de las descargas. Frecuentemente los defensores de estas acusan a las discográficas, cadenas de televisión y a la industria filmográfica de retrógrados, de querer mantener un sistema obsoleto y de que deben buscar un nuevo modelo de negocio. Pero, en la mayoría de los casos que me he encontrado, nadie da una idea de cómo debería ser el nuevo paradigma de la industria del entretenimiento. Por eso expondré un modelo en el que he estado pensando algún tiempo, no será perfecto, no agradará a todos, pero por lo menos estaré dando ideas acerca de lo que se podría hacer y quizá pueda servir para generar un debate acerca de esta cuestión.

Streaming y descargas

No es una gran revelación afirmar que el consumo de material audiovisual a través de la red crece exponencialmente. Música, series, películas, libros, todo se está consumiendo de manera digital a través de internet. Unas cosas más que otras, pero parece evidente que el futuro va por esta vía. Dar la espalda al streaming y a las descargas supondrá cavarse su propia tumba. No significa que no haya personas que aún disfruten consumiendo cultura en formatos físicos, pero la tendencia parece estar clara, además es una manera de abaratar los costes de una manera considerable. No es igual de costoso imprimir y grabar libros, cds, dvds, blu-rays, etc., distribuirlos por todo el mundo y esperar que tengan éxito en el mercado; que distribuirlos digitalmente por internet, donde el público potencial es mucho mayor, el coste de hacerles llegar la mercancía es mucho más bajo y se hacen innecesarios los soportes físicos.

El streaming y las descargas deben coexistir. No siempre podremos acceder a la red y por tanto al streaming, de ahí la necesidad de que sea posible descargar, con el fin de poder disfrutar de  nuestras películas, series, libros, etc., en cualquier momento y lugar.

Universalidad

Una razón importante por la que muchas personas recurren a las descargas es por las limitaciones geográficas. En la era de internet y la globalización no tiene ningún sentido que una serie rodada en un país determinado llegue al resto con meses de retraso, si es que llega. Tampoco tiene sentido que si la compañía distribuidora de dicha serie la pone a disposición de los consumidores en la red en su web oficial restrinja el acceso a todos aquellos que se encuentren fuera de determinada frontera. Series, películas, libros, música debe ser accesible en todo el mundo y a la misma vez. Una vez más, es una ventaja, los potenciales consumidores se multiplican de manera impresionante.

Precios razonables

Tal y como expuse antes, lo que no puede ser, dado el abaratamiento de la producción y distribución es que pretendan que paguemos el mismo precio, o incluso superior, por los productos distribuídos digitalmente que por los físicos. No puede costar lo mismo un libro digital que uno impreso, ni puede ser más barato alquilar películas en el videoclub que hacerlo en iTunes, el precio claramente debe ser más bajo.

El modelo Spotify parece una manera interesante de abordar el consumo musical, e incluso podría aplicarse al vídeo. En cierta manera no sería otra cosa que la televisión de pago no esté haciendo ya. Por unos veinte euros al mes podemos contar con un montón de canales de televisión que emiten un sinfín de series y películas, se podría hacer lo mismo con el contenido audiovisual por internet. Pagar una cuota mediante la cual tengas acceso a una gran biblioteca audiovisual, de películas, series, etc.

También se puede hacer uso del modelo de cuentas premium, con lo que el material esté disponible para cualquiera con restricciones, las cuales quedan anuladas para los que paguen por ello.

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Sistemas distribuidos: la lucha contra el poder


Aprovechando que el otro día hablamos de la descentralización, aunque como bien nos hizo saber Sergio, en el caso del sistema energético que proponíamos lo correcto es hablar de un sistema distribuido, hoy me gustaría ver esta idea en relación con otros aspectos.

Ya Montesquieu entendía y exponía la importancia de la separación del poder. Con el fin de evitar que todo el poder sobre una nación recaiga en una única persona o un reducido grupo, es imprescindible que haya una separación de poderes.

De la misma forma, el sistema distribuido que planteamos ayer genera una división de poder, ya que con un sistema de este tipo todos somos productores de energía, de esta forma una empresa eléctrica ya no puede aglutinar tanto poder y tampoco tiene posibilidad de crear un monopolio.

Pero la ventaja no está solo en arrebatar el poder al organismo que hasta entonces lo acaparaba, sino también proteger a las personas, mejorar el funcionamiento y evitar problemas de mayor envergadura.

Como ya decíamos ayer, con un sistema distribuido, si falla uno de los puntos, los demás pueden proveerle y de esta forma prácticamente el incidente sería invisible para quien no conozca el problema.

Hasta aquí estamos repitiendo un poco lo que comentamos ayer, pero es importante ser conscientes de estas ideas si queremos trasladarlas a otros ámbitos como por ejemplo el conocimiento y el intercambio del mismo. Si un único sitio alberga toda la información la fragilidad del mismo es mucho mayor y supone un verdadero problema.

Un buen ejemplo es lo ocurrido con Rapidshare en Alemania, donde la GEMA (SGAE alemana) obligó al servicio de descargas a eliminar miles de archivos de sus servidores. Esto evidentemente con el P2P es mucho más complicado, por lo que se dota de mayor poder a los ciudadanos ya que éstos en gran medida están protegidos contra acciones de este tipo. Es muy difícil hacer que miles de personas repartidas por todo el mundo borren unos determinados archivos, de hecho es casi imposible, pero es bastante fácil doblegar a una única persona, entidad o lo que sea, a que haga esto mismo.

Un sistema distribuido por tanto evita la problemática de depender única y exclusivamente de un punto del cual obtener el bien concreto, lo que también evita el problema que puede suponer que este punto deje de funcionar. Por otra parte arrebata el poder a los organismos más diversos que pueden tratar de imponer sus deseos de concentración, y a la misma vez protege a los usuarios de estas mismas organizaciones.

Los nuevos créditos P2P, por ejemplo, también son una forma de luchar contra la hegemonía, en este caso, de los bancos. En definitiva, todo lo que suponga crear un sistema distribuido y la posibilidad de convertir a cualquier persona en parte activa, incluso con un mínimo esfuerzo por parte de esta, de un proyecto, dota a este de grandes ventajas sobre los sistemas centralizados.

Además, estos sistemas que podríamos calificar de sociales, tienen otros puntos más a su favor, estimulan la responsabilidad y el comportamiento cívico de las personas. Nos involucran y si somos parte de algo nos sentiremos más responsables y tendremos mayor interés por que siga funcionando correctamente. Es un principio básico que actualmente está ausente en muchos aspectos, precisamente porque las personas nos sentimos desposeídas.

Implantar sistemas distribuidos no será fácil, la oposición será dura por parte de quienes ven peligrar su monopolio, pero aún así son el camino a seguir, ya que los beneficios, creo yo son fulminantes.