Los políticos viven demasiado bien y esto genera diversos problemas que son contraproducentes para la actividad que deberían llevar a cabo. Un político es en principio una persona que está al servicio del pueblo, al menos en la democracia así se supone. La política por tanto debería ser un trabajo vocacional y no meramente la oportunidad de percibir un salario con el que la mayoría de españoles no pueden más que soñar, así como la consecución de un poder que proporciona grandes posibilidades añadidas.
Dado que la buena vida es algo que a todos nos gusta, es fácil llegar a la conclusión de que en la política hay muchos que de vocación tienen más bien poco, pero ganas de llevarse un buen pedazo del pastel tienen muchas. Esto me lleva a concluir que una manera fácil de reducir drásticamente el número de sanguijuelas sería reducir los sueldos de los cargos políticos. Esto por otra parte nos podría hacer intuir que ello incitaría a la corrupción, algo que por otro lado con los salarios actuales también ocurre, por tanto en este sentido no parece que vaya a cambiar mucho con una medida de este tipo. Habría que estipular un salario que sea justo por la tarea llevada a cabo, pero nunca tan elevado que atraiga en masa a mediocres como los que ahora abundan, cuya preocupación por el pueblo es ninguna.
No se me malinterprete, no se trata de que sea un cargo elitista, sino que sea un cargo vocacional, ocupado por gente que realmente cree poder y quiere trabajar al servicio de la gente y de su bienestar. Es evidente que la perfección jamás será alcanzada, pero si se pueden buscar vías para evitar diversos comportamientos altamente negativos. Reduciendo el salario a los políticos también se acerca a éstos más al pueblo generándose así un posible acercamiento entre ambos. Así se da al político una visión real acerca de las preocupaciones del pueblo evitándose de esta forma que la política vaya por un lado y la sociedad por otro muy diferente.
También sería positivo implantar otro tipo de medidas y cláusulas que los políticos deberían cumplir. A continuación plantearé algunas ideas que podrían ser discutidas. Sería interesante que tuviesen que usar al menos unas veces en semana el transporte público; tanto su familia como ellos, durante el periodo que ocupan un cargo público, tendrían que tratar sus enfermedades por la seguridad social, sin posibilidad de acudir a un médico privado; y sus hijos/as deberían estar obligados, mientras ocupan dicho cargo, a ir a escuelas públicas. De esta forma se acerca al político a la sociedad y se puede esperar que el interés de éstos por el buen funcionamiento de estas instituciones públicas sea mayor. En la actualidad los políticos viven a un nivel muy superior y por tanto desconectados de la población, así parece evidente que sus intereses y sus preocupaciones tampoco coincidan.
También sería conveniente eliminar las rentas vitalicias a los expresidentes de un país. De esta forma el Estado se ahorraría una buena cantidad de dinero y además podría ser beneficioso a la hora de promover la vocación y no el interés económico para ocupar dicho cargo. Así un presidente cuando deja el cargo tendría que buscarse un trabajo como cualquier otro ciudadano o en caso de haber sobrepasado la edad de la jubilación percibir ésta, pero no un salario adicional que el resto de ciudadanos no tiene. Además sería lo lógico, porque un expresidente, y más si se retira de la política, ya no trabaja al servicio de la sociedad, por lo tanto, ¿por qué debería de pagarle el Estado por algo que ya no hace?
Personalmente considero que sería interesante llevar a cabo estas modificaciones para conseguir una clase política mejor de la que existe en la actualidad. Si alguien quiere aportar más ideas o sus pensamientos acerca de esta reflexión, serán bienvenidas con mucho interés.
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