La obsolescencia programada ya es el término de moda. Hasta que caiga en la obsolescencia inherente a las modas. De todas maneras, está bien que se hable de ella. Denota la falta de calidad que ofrece el capitalismo. Más desarrollo, peor calidad. Ironías del consumo.
Un buen ejemplo de lo absurdo: las zapatillas de los 100 kilómetros. Asegúrate de que te quedan suficientes kilómetros antes de salir de casa, no vaya a ser que tengas que volver descalzo. La idiotez del consumo y la construcción exclusiva sobre esta necesidad para mover todos los engranajes del sistema es absurdo. Invita inevitablemente a tendencias cada vez más ridículas para acelerar más dicho consumo. Véase el ejemplo.
Crear un producto que dura tan poco solo es positivo para incentivar el consumo, de resto es absurdo. Pero más absurdo aún es comprar un producto conociendo su reducida longevidad.
Fotos | Berg