Me gustó mucho la película brasileña «Ciudad de Dios» y por eso cuando leí acerca de «Tropa de Élite» inmediatamente tuve unas ganas de tremendas de verla. En relación a la temática de la película, en este caso enfocada desde el punto de vista contrario al visto en «Ciudad de Dios«, me ha encantado un post que he leído en el blog de Escolar. Los seres humanos en muchas ocasiones somos incoherentes, nos equivocamos e incluso nos contradecimos con frecuencia. Nadie escapa a esta realidad. Pero confieso que desde siempre me han hecho mucha gracia estos grupúsculos de, como los llaman en el post, modernitos que van de izquierdistas. Me hacen gracia porque en cierta manera son caricaturas lamentables, inconscientes que pretenden la consciencia, copias baratas que vomitan conceptos sobre los que jamás han reflexionado.
A continuación les dejo el post, que también pueden ver en el blog de Nacho Escolar, ya que me parece una aportación realmente buena, además de considerarlo una cuestión que diversas personas deberían de plantearse seriamente.
Es imposible salir indiferente del cine tras haber visto la película brasileña Tropa de Élite sobre las actividades de un batallón policial homicida y fascista en un enjambre de favelas donde la policía convencional supura corrupción. Pero de los muchos dilemas morales que plantea la pregunta, y de las muchas denuncias que contiene, hay una que seguramente mucha gente joven de aquí, de España, no querrá oír.
“¡Vosotros financiáis esto!”, grita el capitán Nascimiento a un grupo de estudiantes de clase media-alta, con sus camisetas ‘fashion’, sus discusiones pseudopolíticas, sus ONG y sus porritos y rayitas de coca. Ésos que contemporizan con los traficantes y no se les cae de la boca el concepto de “conciencia social”. El brutal capitán Nascimiento se equivoca en muchas cosas, pero no esa apreciación: esa ‘chinita’ de costo, esa rayita o pastillita que cae en fiestas de modernitos que van de izquierdistas financia el sufrimiento de miles personas. Ese dinero engrasa la inmensa máquina de tráfico de mujeres, armas, niños… y no sólo en las favelas de Río.
Es cierto, España no es un país productor de ninguna de las drogas mas habitualmente consumidas. Pero existe un abismo que hay que contextualizar.
Mientras en Colombia, Bolivia o Guatemala el cultivo y proceso de la hoja de coca, financia las actividades grupos paramilitares que superan en ingresos el PIB de estos paises, haciendo imposible que acaben interminables guerras civiles; en países como Holanda, el cultivo y venta de Cannabis y sus derivados es una industria que ademas de contribuir al PIB, esta fuertemente regulada y nada tiene que ver con la delincuencia organizada.
Mas allá de la libertad de cada cual de consumir las sustancias estupefacientes o psicotrópicas que se le antojen: La droga es perjudicial para la salud, es estúpido consumirla. La mayor parte de los consumidores son ocasionales, eso quiere decir que no son completamente adictos, es decir solo menos de un 10% de los consumidores es fisicamente adicto, marginal, politoxicómano, etc. Sino que se encuentran en ese umbral del consumidor social… deberíamos preguntarnos entonces el grado de madurez de nuestra sociedad, o de los individuos que la componen.
A parte de todo esto, dudo mucho que un tio que esnifa de una bolsita que le da un tio al que solo conoce por su apodo, si no le preocupa lo que se mete, se preocupe de la procedencia y consecuencias sociales de esto.
¡Que horrible!
Por cierto? modernitos que van de izquierdistas? que mal suena eso no? Que yo sepa, los consumidores de droga no responden a una tendencia política… vaya, que creo que los modernitos fachentosos tambien esnifan lo suyo y los ves haciendo el indio en Ibiza, porque además, a 60 euros el gramo, ya me dirás tu. En general todos los que se tiran una raya o se comen una pastilla y tal contribuyen con su desidia a perpetuar este mundo de «yo a lo mio».
Mi respuesta a estas idioteces aberrantes:
El brutal hijo de puta que es el capitán Nascimento se equivoca en todo, y también se equivocan quienes, siguiendo sus pasos, pretenden eludir sus responsabilidades echándolas sobre las espaldas de los consumidores, víctimas de la locura prohibicionista y verdugos de nadie. Los usuarios, ricos o pobres, izquierdistas o derechistas, modernitos o carcas, concienciados o apolíticos, ya tenemos de sobra con la estigmatización y la persecución a las que estamos sometidos como para hacer de putas y pagar la cama, así que va siendo hora de que los verdaderos responsables de este sindiós se busquen otras excusas para su fracaso.
Responsabilidad e irresponsabilidad en los usuarios de drogas
Por lo demás, hay un sector subnormal de la izquierda cuyas tesis sobre drogas son indistinguibles de las de la ortodoxia prohibicionista. Algunos ejemplos:
500 años de difusión de las drogas por el capitalismo
Acerca de las drogas y la postura ante ella de los comunistas revolucionarios
Drogas y Movimientos Sociales
Si es cierto que eso de modernitos que van de izquierdistas quizá suene un poco extraño, y también es verdad que las drogas no entienden de tendencias políticas, pero a la vez también es cierto que entre un amplio sector de la izquierda, el consumo de drogas es algo frecuente y habitual, y tras el cual no hay una mayor reflexión. Esto no significa que vea mejor o peor que consuma drogas alguien de una tendencia política que el de otra, pero a la persona de izquierdas se le supone más consciente, más preocupado por los demás seres humanos, y por lo tanto es llamativo que se contradigan de forma, seguramente inconsciente, con tanta facilidad.
Estimado ddaa, yo llevo mucho tiempo abogando por la legalización de las drogas, ya que considero que de esta forma se pondría punto y final a muchas de las consecuencias de su ilegalidad, además de que se podría controlar de forma más eficiente, tanto el producto como a los consumidores. Dicho esto, no me parece coherente que pretendas convertir al consumidor en víctima de nada.
Es evidente que en el juego de las drogas hay muchos responsables y habría que señalar a muchos, pero eso no quita que el consumidor también forme parte de este entramado. Es como el asunto de las pieles, si la gente no comprase abrigos de piel de cría de foca, seguramente, llegado un momento ya no se sometería a estos animales a una muerte tan salvaje para obtener su piel. Lo mismo vale para las drogas.