¿Qué hará Rajoy si vuelve a perder las elecciones? Lo digo porque perder unas elecciones es normal, siempre pierde alguien, pero cuando ya se pierde en dos ocasiones seguidas quizá habría que plantearse si tu persona tiene algo que ver. Es evidente que no sólo votas a una persona, sino a todo un partido, pero es que, en España al menos, los partidos, generalmente, se vinculan a una cabeza visible, a una persona con la que asocias las propuestas e ideas del partido. Es cierto que en este país los votantes de uno y otro partido mayoritario, al menos los más fieles se mantienen y votan a dicho partido prácticamente de forma incondicional, pero existe también un amplio número de votantes que está de alguna forma colgado, no claramente definido y que votará a unos u otros dependiendo de muchos factores.

Creo que en general la cúpula del PP está en un punto en el que en un amplio sector de la población genera antipatía. El trío de los horribles: Zaplana, Acebes y Rajoy no caen bien, son arrogantes, mentirosos, rastreros, falsos, casposos… Y el presidente de honor, o como quieran llamarlo, Aznar, cabría decir exactamente lo mismo, aunque probablemente en él se manifiesten todos estos calificativos en su grado máximo. Es evidente que tienen sus seguidores, que no son pocos, pero esos son seguramente esos votantes incondicionales, a los que ya tienen ganados, pero a aquellos que no lo son, aquellos a los que hay que convencer, me parece a mi que a ellos no les simpatizan demasiado.

Gallardón tampoco es que sea santo de mi devoción, me parece un hombre un poco apretado, como forzado, está todo el rato como contraído, cuando le ponen un micrófono delante se ríe de forma nerviosa y muestra una actitud un poco compulsiva. A mi al menos me parece un sujeto un poco extraño. Es como si fuera el avasallado de la clase. Quizá lo sea, no de la clase pero sí del Partido Popular. Aún así, me parece que dentro del PP es un eslabón un poco más moderno, y parece que tiene el apoyo de un amplio sector de los votantes de su partido. Muestra de ello es que la cuenta de Mariano Rajoy en Facebook, en estos días se ha llenado de mensajes de apoyo al todavía alcalde de Madrid.

Incluso se ha creado un grupo de discusión en dicha red social llamado «No sin Gallardón«. En la página de presentación de este grupo se puede leer lo siguiente: «El empuje ‘Aznar en la sombra’ ya canta. Ya está bien de la derecha recalcitrante y antigua, la que tanto le gusta a la izquierda porque ganan votos. España necesita una derecha moderada con respeto a todos y a todo, y sin influencias del Opus Dei, la iglesia católica, o los antiguos dirigentes con un rencor absurdo e ilimitado. Sin Gallardón no hay voto.»

Yo soy de izquierdas, y aunque es verdad que estoy contento en este sentido, de que el PP retorne de su viaje al centro y regrese a la derecha descaradamente, ya que estoy seguro que esto beneficia a la izquierda, esa alegría se vuelve bastante tenue. La razón de ello es que considero que un país en el que la población parece que está jugando al juego de la cuerda, unos tirando hacia un lado y los otros al contrario, no beneficia al conjunto de la sociedad. Lo único que hace es frenarla, la enfrenta y genera malestar, durante estos cuatro años lo hemos visto claramente. Entonces, con una derecha más moderna, quizá podríamos vivir en un país en el que a pesar de las discrepancias lógicas entre unos y otros, la sociedad tire de la cuerda, pero juntos, en la misma dirección, hacia delante, arrastrando la difícil carga del desarrollo social. Ahí está el beneficio, y no en el enfrentamiento absurdo y sin alternativas.

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