Lo primero que me alegra son los buenos datos de participación. Aunque un poco menores que en el 2004, la diferencia es mínima, y una participación de más del 75% está muy bien. Evidentemente que esta fuera aún mayor sería ideal, pero la democracia española puede contentarse con estas cifras que muestran que goza de buena salud.
Lo segundo que me alegra es la victoria de Zapatero. Y aunque me posiciono mucho más a la izquierda de lo que lo hace el PSOE, evidentemente siempre preferiré un gobierno de este partido de izquierda moderadísima que uno de derechas y más si, este último, es tan casposo, retrógrado y prehistórico como ha mostrado serlo el PP durante toda esta legislatura, actitud en la que se ha reafirmado en estos últimos meses previos a las elecciones.
Lo que no me alegra mucho es que se haya dado un giro significativo al bipartidismo, lo que ha supuesto un retroceso muy significativo de prácticamente todos los partidos minoritarios. Ciertamente no tengo mayor afinidad por estos, menos IU, a quienes hubiera deseado unos mejores resultados. Pero quizá esto sirva para que la izquierda se renueve, resurja con mayor fuerza y recupere la ilusión de los votantes de izquierdas. En Canarias, personalmente, siento una gran satisfacción por la pérdida de votos de CC, un partido que me gustaría ver perecer de la forma más absoluta, porque lo que han hecho con estas islas no tiene perdón. En Gran Canaria lo han entendido y los de CC han desaparecido totalmente del mapa, en Tenerife una vez más estamos a un paso de nuestros vecinos, y los destructores de las islas rascan algo más.