Hace unas semanas iba en el metro de camino a una entrevista de trabajo. Al bajarme en Cuatro Caminos, mientras recorría los pasillos de la estación de metro para salir a la superficie, me encontré con al menos cuatro policías custodiando las dos entradas que convergían en el pasillo por el que andaba. Me extrañó su presencia allí y pensé que había ocurrido algo.
Pero a medida que me acercaba a ellos, observé que pedían documentación a algunas personas que entraban o salían por una de las dos entradas. Dado que tenía prisa esperaba que no me parasen. No quería llegar tarde a la entrevista. Mi sorpresa fue que cuanto más me acercaba más evidente era que a los únicos a los que pedían la documentación era a aquellos sujetos que por su aspecto físico parecían sudamericanos, africanos y árabes.
Por si no fuera suficientemente vergonzosa esta acción, la forma en la que los policías se dirigían a las personas a las que paraban era bastante arrogante, incluso irrespetuosa. En inglés hay una forma de referirse a este tipo de acciones que alude perfectamente a lo que comprenden: racial profiling.
Lo más llamativo es que se lleve a cabo esta práctica claramente ilegal de forma tan descarada y a la vista de cualquiera. ¿Acaso es el color de piel indicativo de estancia ilegal o actividad ilícita?
Aunque ya había visto polícia pidiendo documentación a personas, probablemente inmigrantes, en otras ocasiones, solía ser a vendedores ambulantes y no era algo tan excesivo, cuatro policías a las puertas de una estación de metro. Por ello decidí buscar en internet si había algo referente a esta cuestión y encontré un documento del año pasado en el que se habla de una acción conjunta de ciento cuarenta asociaciones que hicieron llegar al Ministerio del Interior una carta en la que califican este tipo de acciones de «absolutamente ilegales».
Un año más tarde parece que no ha cambiado nada. Es más, en el artículo en cuestión se expone que:
«La situación, dicen, no es nueva, pero sí el hecho de que «hayan trascendido directrices escritas», a través de la circular 1/2010 de la Comisaría General de Extranjería, para que las fuerzas de seguridad del Estado lleven a cabo «prácticas al margen de la ley». «El propio Sindicato Unificado de Policía ha llamado a no cumplir con tales indicaciones», subrayan.»
Con esto lo único que se hace es marginar aún más a personas que ya de por si viven una situación desfavorecida. Las detenciones preventivas se parecen demasiado a las guerras preventivas y en ambos casos, teniendo en cuenta los diversos ejemplos, vemos que sus resultados son nefastos, además de una estrategia ineficaz. No tiene ningún sentido castigar a quien no merece castigo. Y tampoco lo tiene dar una imagen distorsionada de los inmigrantes, haciéndoles parecer a ojos del ciudadano como sospechosos, delincuentes o criminales.
Considero que hay formas mucho mejores de emplear el dinero público que en hacer que los polícias incurran en una actividad ilegal.
Foto | Time
Urge una nueva ley de inmigracion para evitar este tipo de situaciones