Revolución de las flores


Banksy flowers

Vivimos en un mundo de mierda. Tomando algo de distancia y tratando de ser objetivo llego a la misma conclusión. Hay cosas que son una mierda, como la muerte, sobre las que muchas veces no tenemos ningún tipo de control; pero hay otras tantas que hacen de este mundo un lugar de mierda y es por mérito propio. También tú, querido lector, haces que este mundo sea una mierda.

¿Pero saben qué? ¡Me da igual! Procedo de una estirpe de personas alegres, mis abuelos y mis padres: personas alegres, divertidas, optimistas… Además tuve la suerte de conocer a una de las personas más optimistas que pudiera haber en este mundo, mi padre. Este mundo de mierda nos lo arrebató demasiado pronto. Pero su ausencia alienta el deseo de recoger su testigo. De ahí mi esperanza, de ahí mi fuerza. Esta a veces se oculta tras un velo de lágrimas, pero que eso no les engañe, yo creo en el ser humano, creo en su potencial, y en su capacidad de limpiar este inodoro en el que algunos se empeñan en vivir.

En este mundo yo también elijo ser un salmón. Ustedes me ofrecen caras largas, yo responderé con una sonrisa. Ustedes corren por las calles cegados por el estrés, yo caminaré entre ustedes con absoluta calma. Ustedes disfrutan con la crítica, yo lo haré con el halago. Yo seguiré estrechando mi mano al que me ofrece sus puños. Ante la traición, el perdón y para el odio tengo mucho amor. Para la desesperación la paciencia, para la estupidez la reflexión, para la arrogancia la humildad, para la indiferencia la preocupación, para las mentiras las promesas y para los gritos el silencio. El apoyo ante la humillación, la valoración ante la subestimación y la colaboración ante la opresión. Las lágrimas se secan con risas y siempre estaré dispuesto a compartirlas.

En un mundo en el que un apretón de manos no significa nada, el compromiso se olvida al doblar la esquina, la amistad se mueve por intereses y las personas se sustituyen sin pestañear, lo verdaderamente revolucionario es recuperar el significado perdido. Lo valiente es plantarse en el mismo centro de toda la mierda y suprimir el deseo de saltar sobre ella salpicando a todo el mundo. Lo valiente es coger un cubo y cargarlo con mierda, llevártela poco a poco, hasta que la montaña de heces deje paso a la pradera y en esta vuelvan a crecer las flores.

Esa REVOLUCIÓN en realidad es algo muy sencillo y extremadamente complejo a la vez. Es sencillo porque simplemente se trata de desempolvar esas antiguallas que se ocultan bajo pilas, que exceden al alcance de la vista, de incitaciones al consumo. Incitaciones que han llevado a convertirlo todo en un producto de consumo, a dotarlo todo de una vida útil menguante. Consiste en recupera el valor de la amistad, de la lealtad, del respeto, de la honestidad… Recuperar aquello que se ha perdido o que en realidad siempre fue una utopía, y tratar de aplicarlo en tu vida diaria, en tu relación con las personas. Y es extremadamente complejo porque lo fácil es seguir la dinámica imperante, hacer lo cómodo que es responder a los estímulos con el mismo estímulo. La dificultad radica en aguantar los pisotones. Las personas pisan las flores. Cegados por su egocentrismo no son capaces de apreciar la belleza que el mundo coloca a sus pies, y pisan sin mirar. Llega a ser exasperante. Pero aún cuando hay momentos en los que se pierde la esperanza y se pierde la paciencia, lo revolucionario es recuperar las fuerzas necesarias y seguir sonriendo. Sonreír incluso a aquel que por su conducta podríamos pensar que no merecería estar en presencia de una cara amigable.

¿Y tú? ¿Te sumas a la revolución?

Palabras vacías


Palabras vacías

De lo que dicen no te creas nada. Las palabras despojadas de significado. Grandes conceptos tan vacíos como toda esa gente que corre sin saber a donde. Malditas ratas. Movidos solo por puro egoismo, hacia el olor del queso envenenado.

Apretón de manos, sonrisa dirigida al objetivo. Pero cuando los flashes se apagan, ahí te quedas. En la oscuridad. Mucha parafernalia: acuerdos, contratos, datos, presentaciones, todo aire. A la hora de la verdad se fosilizan. Rígidos. Brazos cruzados, mirada perdida en otra dirección. No importa lo fuerte que grites, el sonido no atravesará el vacío.

Los grandes ideales. Sodomizados. Libertad, justicia, paz, amistad, amor… solo palabras. Vacías. Esparcidas en conversaciones y escritos, pero sin un fundamento real. Todo se ha relativizado en torno al beneficio propio. Los valores se improvisan, las palabras se manipulan, se doblegan según conveniencia.

Las palabras bien conjugadas emocionaban. Describían el amor y enamoraban a quien las leía. Compartían emociones. Otorgaban sentido a las vivencias. Ya no tienen ese poder. Ahora sólo se utilizan aquellas que se prostituyen, por desesperación. Obligadas a seducir a las masas para comprar un montón de cosas que no necesitan.

Nada importa ya. Lealtad te abandona a la mínima de cambio. Justicia, tiene los ojos vendados y no sabe lo que le ponen en la báscula. Paz prefiere jugar a la guerra. Amistad se olvida pronto de quien eres. La libertad se reduce para su mantenimiento. El amor se profesa, pero se olvida cuando se desabrocha la bragueta.

Vivir en base a unos valores es frustrante. Defraudado porque crees que quien te estrecha la mano, quien te da su palabra lo hace con sinceridad. No hace falta esperar mucho para darse cuenta de que no es así. Solo le pareció lo más apropiado en aquel instante. Imagen. Publicidad. Ya sabes.

Tendremos que perderlo todo, para que aquello que ya no significa nada recobre valor y sentido, porque será lo único que nos quedará.

Foto | Anne Victoria