En Canarias los problemas se resuelven rápido y más entre las clases altas muy dadas al colegueo y a no sacarle la mano a nadie del bolsillo, porque significaría romper una bonita cadena de la que todos se benefician.
Casi una década ha tardado el Gobierno canario en reconocer, tal y como han denunciado machaconamente colectivos ecologistas y ciudadanos, que la construcción del puerto de Granadilla es ilegal porque destruye el sebadal del Sur. Para que el puerto se pueda hacer el Gobierno desprotegerá ahora los sebadales.
Durante 20 días ha estado en exposición pública el expediente que sustenta la resolución del viceconsejero de Medio Ambiente mediante la cual se desprotege los sebadales y descataloga la población de fanerógamas existente donde se construirá el puerto de Granadilla. Ese expediente contiene el único documento oficial existente hasta ahora que reconoce públicamente que la construcción del puerto de Granadilla podría incurrir en una ilegalidad si los sebadales mantienen la categoría de protección que tienen.
En el Gobierno canario habrán dicho, vamos a hacer el Puerto de Granadilla que nos vamos a hacer ricos como cabrones con el dinero de todos estos magotes. Seguro que ni se acordaban de que en su momento habían protegido el emplazamiento geográfico en el que querían asentar este puerto, porque son así de subnormales profundos nuestros políticos. Cuando se dieron cuenta habrán pensando, con el sistema educativo tan lamentable que le ofrecemos a todos estos paletos ni se darán cuenta, y si lo hacen, pues los invitamos a un escaldón y unas papas arrugadas y asunto arreglado, que a los muertos de hambre estos le llenas la barriga y se queda callados.
El problema fue que no solo la gente se dio cuenta, sino que no se callaron, porque por fin hay un colectivo suficientemente grande que está harto de que le tomen el pelo. Por fin, un colectivo con cierto peso no se calló y llevó su denuncia lo suficientemente lejos como para que no pasara desapercibido como suelo ocurrir en las islas, donde los alisios se llevan las críticas bien lejos donde nadie las pueda escuchar.
Pero nuestros queridos políticos son muy listos y claro, ahora se dieron cuenta que resolver este problema es tan fácil como desproteger lo anteriormente protegido y asunto resuelto. Está claro que ellos no van a desistir en el intento de llenarse aún más los bolsillos, construyendo un puerto que no hace falta y que un montón de gente no quiere. Espero que Ben Magec y la gente que lucha para que esta barbaridad no se lleve a cabo tampoco desistan. Y en caso de que finalmente se construya ese puerto solo me queda desear que los responsables se ahoguen con su puto cemento.