Con toda la caspa que ha dejado caer la Reina Sofía, en España parece que haya nevado. Yo diría que la Reina se ha alzado como la Sarah Palin española, sólo que la segunda hace más gracia, no se si debido a los tics del ojo. ¿Tendrá la Reina en su salón las pieles de los osos cazados por su marido el Rey? ¿El del oso borracho andará por ahí, a la vista de todos?
Que la Reina esté en contra del aborto parece lógico, porque de no estarlo, sobre todo a la hora de medir la posibilidad de abortar si se puede evidenciar que el retoño tendrá deficiencias mentales, las familias reales del mundo entero ya se habrían extinguido. Ya se sabe que tanta endogamia no produce precisamente genios. También puedo entender, desde el punto de vista real, que la Reina quiera que se enseñe religión en el colegio, ya que es en lo que, en última instancia, se basan para justificar el estar donde están. Los reyes siempre han jugado con el comodín de afirmar ser enviados divinos. Imaginen lo que pasaría si ahora de repente se volvieran todos ateos… Es un comodín demasiado bueno para perderlo sin luchar, o al menos eso debe pensar la Reina.
Lo que no entiendo es el problema que tiene la Reina con la homosexualidad y el matrimonio entre personas del mismo sexo. ¿No era griega? Grecia es el país de los filósofos y la sodomía. ¿Qué habría sido de los filósofos sin sus efebos? La Reina debería tener mayor predisposición que cualquier otro miembro de la casa real a ver la sodomía con total normalidad. Quizá tiene algún trauma. Posiblemente, en Grecia no se comiera una rosca, porque los hombres de las cortes estaban más ocupados persiguiendo efebos con el cuerpo cubierto en aceite haciendo lucha greco-romana, que haciéndole caso a ella.
En cualquier caso, con estas exclusivas declaraciones, la Reina ha entrado de lleno en el colectivo que tan poco parece gustarle, ya que igual que suelen hacer los miembros de este, ha salido del armario.