Desde que empezó todo este embrollo de la crisis financiera, del ladrillo y de todo lo demás, he pensado que quienes deben pagarla son los culpables, y no el resto de ciudadanos. Si cualquiera de nosotros comete un error garrafal con el que pierde mucho dinero, el Estado no va a ayudarte, de hecho lo más probable es que no te ayude nadie. ¿Por qué debemos entonces resolverle los problemas a los bancos? Más aún teniendo en cuenta que cuando sacan tajada, nosotros no nos beneficiamos de ésta.
Por ello me ha parecido interesante que se haya iniciado «una llamada en la red para que el próximo 15 de noviembre se organicen concentraciones en distintas ciudades españolas coincidiendo con la reunión en Washington de los líderes del G-20 para adoptar nuevas medidas contra la crisis y discutir una reforma del sistema financiero mundial«.
Los diversos actos que se han organizado responden, precisamente a la opinión que compartimos muchos, a la idea de ‘Que la paguen ellos’, están convocados para el sábado 15 de noviembre a las 5 de la tarde. Porque muchos pensamos que no puede ser correcto que Estados Unidos destine 700.000 millones de dólares para salvar a diversas entidades financieras, cuando tan sólo una quinta parte de ello podría haber servido, según la aprobación de la ONU, para alcanzar los Objetivos del Milenio. Esto es una vergüenza.