El titulo de este post es el eslogan que Paulino Rivero repitió en varias ocasiones durante una visita a la isla de La Palma. Estoy de acuerdo con dicha afirmación, pero en boca de Paulino I es un chiste de inconmensurable magnitud. Analizaré por separado las dos ideas principales de este eslogan de Paulino ya que considero que ambas merecen su reflexión. En este caso nos centramos en la cuestión del talento. Para la reflexión acerca del cemento véase el Capítulo 1.
El problema no es que en Canarias no haya talento, lo que ocurre es que el que hay no se valora. En estas islas existe la concepción de que el talento está sobrevalorado, lo que importa es que lo que hagas de alguna forma sirva para publicitar las islas o bien ser de una «casposidad» tan grande que cause dolor. Estos son los requisitos para triunfar en las Canarias.
Un buen ejemplo para darse cuenta del lamentable panorama canario es dedicar unos minutos a la televisión autonómica. Por cierto, el conocimiento también está sobrevalorado en Canarias. Para qué quieres a alguien con estudios de periodismo para dirigir una televisión pública teniendo a Willy García, el hombre que se educó «en la escuela de la vida«.
Lo que valoran las instituciones canarias son programas como el de Pepe Benavente, que ahora en breve volverá a lanzar caspa en los hogares canarios con la segunda edición de su «fabuloso» programa «¡Quiero ser como Pepe!», yo diría que ni en broma, pero los que mueven los hilos quieren a gente de bien, gente que aspira a ser como Pepe Benavente. Sobre todo me gusta el talento que desprende el jurado de dicho programa, Idaira y unos gemelos cuyos graznidos son razón suficiente para querer quitarse la vida.
En el panorama musical la cosa no está mucho mejor, a juzgar por los minutos musicales en las diversas cadenas de televisión, que en varias ocasiones nos deleitaban con el mismo Pepe Benavente, pero que también cuentan con otros especímenes que más que exhibirlos públicamente deberían ser ocultados para evitarnos ser objeto de burla de todo aquel de fuera que accidentalmente tenga que sufrir el estridente ruido de estos personajes. Pero no todo va a ser rancheras, al Gobierno y a las instituciones canarias les gusta destinar ayudas a atentados sonoros de los más diversos estilos. Gracias a estas aspiraciones podemos disfrutar de las K-Narias cuyas canciones parecen un disco rallado porque se repiten más que el ajo. Coalición Canaria también demostró en su día que «ellos representan a la calle y tal«, cuando los de Soul Sanet se convirtieron en la melodía publicitaria de un anuncio de Tenerife, con canciones como «tres mil setecientos dieciocho metros son, canario corazón«, entre otras.
Para todos esos artistas deseosos de triunfar, quédense con la lógica de esta gente, canten sobre lo maravillosas que son las Islas Canarias, no escatimen en elogios hacia los políticos de Coalición Canaria y por muy penosos que ustedes sean, seguro que los grandes y poderosos están dispuestos a echarles un cable. Ya se encargará alguien de que, muy a nuestro pesar, sus insoportables maullidos afónicos incluso salgan por la tele.
En cuanto al cine, la verdad es que tengo poca constancia de cine canario, pero suponiendo que es «igual de bueno» que el español o quizá incluso peor, doy gracias de no tenerla. Sólo se de dos películas «canarias» que han tenido cierta publicidad, una que trataba de una batalla de los guanches si no recuerdo mal, que constantemente la anunciada por la televisión; y ahora la ya cansina «Óscar. Una pasión surrealista». No he visto ninguna de las dos, por lo que no voy a entrar a juzgar su calidad, aunque leyendo las críticas de ésta última, antes que gastar cinco euros en una entrada es preferible recoger con el billete los excrementos de tu perro. Pero en fin, una vez más queda demostrado que si quieres ayuda del Gobierno de Canarias, se casposo o como en este caso, habla de algo relativo a Canarias.
Queda claro por tanto que a Paulino I, así como al resto de gorrinos de la clase política y demás sujetos con poder de las islas el talento les importa lo mismo que estas islas, o sea nada, por no emplear un término más escatológico. Tener talento en Canarias es como tirar diamantes a los cerdos, nadie, al menos de la esfera del poder, lo va a valorar.
Así que una vez más, no nos creamos las tonterías y las mentiras lanzadas durante la campaña electoral por los caciques de Coalición Canaria, porque ni están de nuestro lado, ni desean lo mejor para Canarias y los canarios. Ellos menosprecian el talento y no tienen interés alguno por éste, sólo quieren marionetas para anuncios, actividades publicitarias y caspa. Por cierto, los champús específicos para erradicar este mal no gustan al poder canario.
[tags]Canarias, Coalición Canaria, Paulino Rivero, elecciones, mentiras, campaña[/tags]
Pingback: Canarias necesita más talento y menos cemento (Capítulo 1: Cemento) | Slynation.com
Pingback: www.lanzalo.net