La historia de los Shmoos


A continuación voy a reproducir de forma resumida algunas cuestiones de un texto de un seminario en torno a Erik O. Wright titulado Desigualdad y clases sociales. Comenzaremos por esclarecer algunos conceptos para fundamentar la comprensión partiendo de un mismo punto teórico.

El concepto de «estructura de clases» es sólo un elemento del análisis de clase. Otros elementos conceptuales son la formación de clase, la lucha de clases y la conciencia de clase. La tarea del análisis de clase no es simplemente la de entender la estructura de clases y sus efectos, sino también las interconexiones entre todos estos elementos y sus consecuencias para otros aspectos de la vida social.

Formación de clases es la formación de actores colectivos organizados en torno a intereses de clase dentro de una estructura de clases; lucha de clases es la lucha de estos actores organizados colectivamente en torno a sus intereses de clase. En cada uno de estos casos, hay que tener una definición de estructura de clases para poder especificar completamente los otros conceptos.

Explotación

Describir una relación social como explotadora es condenar en algún sentido el ser explotado como dañino, y probablemente también como injusto. Aunque esta dimensión moral de la explotación es importante, el núcleo del concepto gira en torno a un tipo particular de interdependencia antagónica entre intereses materiales de actores en relaciones económicas más que en torno a la injusticia de estas relaciones como tales.

«Intereses materiales» ser refiere a las opciones a que la gente se enfrenta en la prosecución de su bienestar económico. Decir que la gente tiene un «interés material objetivo» en aumentar su bienestar económico no significa que tengan interés en incrementar su consumo al infinito, sino más bien que tienen interés en mejorar sus opciones entre trabajo, ocio y consumo.

Intereses materiales antagónicos. Como primera aproximación, podemos decir que dos actores tienen intereses materiales antagónicos cuando es el caso que las estrategias para la mejora del bienestar económico de uno de ellos llevan inherentes amenazas al bienestar económico del otro. Las relaciones de clase generan intereses materiales antagónicos entre la gente de clases opuestas.

Explotación. La explotación es un específico mecanismo causal que genera una forma particular de intereses materiales antagónicos. Para que exista explotación han de darse tres condiciones de principio:

  1. El bienestar material de un grupo de gente depende de las privaciones materiales de otros.
  2. La relación causal en (1) implica la exclusión asimétrica del explotado del acceso a ciertos recursos productivos. Típicamente, esta exclusión está respaldada por la fuerza en forma de derechos de propiedad, pero en algunos casos especiales puede no estarlo.
  3. El mecanismo causal que traduce la exclusión (2) en diferencias de bienestar (1) lleva consigo la apropiación de los frutos del trabajo del explotado por los que controlan los recursos productivos relevantes.

Estamos ante una definición bastante compleja. La condición (1) establece el antagonismo de los intereses materiales. La condición (2) establece el que el antagonismo está arraigado en el modo como la gente se sitúa en la organización social de la producción. La expresión «asimétrica» en este criterio está para excluir la «competencia limpia» del dominio de posibles explotaciones. La condición (3) establece el mecanismo específico por el cual se generan los intereses materiales antagónicos interdependientes. El bienestar del explotador depende del esfuerzo del explotado, no meramente de su privación.

La diferencia crucial entre explotación y opresión no explotativa es que en una relación explotativa el explotador necesita al explotado, dado que depende de su esfuerzo. En el caso de la opresión no explotadora, los opresores se sentirían felices si los oprimidos desaparecieran.

La explotación, por tanto, no define meramente un conjunto de status de los actores sociales, sino una pauta de procesos de interacción estructurados por un conjunto de relaciones sociales, relaciones que ligan mutuamente al explotador y al explotado. El que el explotador dependa del explotado da a este último una cierta forma de poder, pues el ser humano siempre retiene al menos un control mínimo sobre el gasto de su propio esfuerzo. El control social que reposa exclusivamente sobre la represión es costoso y, excepto bajo circunstancias especiales, no consigue generar los niveles adecuados de diligencia y esfuerzo de la parte del explotado. De resultas de esto, suele haber una presión sistemática sobre los explotadores para que moderen su dominación y para que de un modo u otro intenten obtener del explotado algún grado de consenso, al menos en el sentido de lograr de él una mínima cooperación. Paradójicamente, quizá, la explotación, por todo lo anterior, es una fuerza que limita las prácticas del explotador. Esta limitación constituye una base de poder para el explotado.

Los oprimidos que no son explotados pueden también tener algo de poder, pero generalmente es más precario. Como mínimo, los oprimidos tienen el poder que procede de la capacidad humana de resistirse físicamente. Sin embargo, como los opresores no están obligados económicamente a buscar en ellos ningún tipo de cooperación, esta resistencia puede desembocar rápidamente en una confrontación violenta y sangrienta.

Clase y explotación

En la sociedad capitalista, la forma central de explotación está basada en los derechos de propiedad sobre los medios de producción. Estos derechos de propiedad generan tres clase: capitalistas (explotadores), que poseen los medios de producción y emplean obreros; obreros (explotados), que no poseen los medios de producción y venden su fuerza de trabajo a los capitalistas; y pequeña burguesía (ni explotadores ni explotados), que poseen los medios de producción y los trabajan ellos mismos, sin emplear a otros. Los capitalistas pueden forzar a los obreros a producir una plusvalía que el capitalista se apropia y que adopta la forma de beneficios.

Una digresión: la historia de los Shmoos

La lógica subyacente al concepto de explotación y la conexión entre clase y explotación está brillantemente ilustrada en una serie de tiras de cómic de Li’l Abner, escritas en los 40.

He aquí la situación del episodio: como resultado del incesante arrojo de residuos atómicos por el gobierno en las cercanías de la atrasada comunidad de Dogpatch, ocurren unas mutaciones que crean un ser extraño y maravilloso, el «shmoo». Los shmoos son criaturas que se multiplican rápidamente y cuyo único deseo en la vida es complacer a los humanos transformándose en las cosas que éstos necesitan para un nivel de vida adecuado. No les proporcionan lujos, pero sí que cubren todas las necesidades básicas de la vida. De modo que son de poco valor para el rico, pero de mucho para el pobre. En realidad, el shmoo devuelve a la humanidad al jardín del Edén. Cuando Dios expulsa a Adán y Eva del Paraíso por sus pecados, uno de sus más penosos castigos fue que, desde ese momento, ellos y sus descendientes se verían forzados a «ganar el pan con el sudor de su frente». El shmoo libera a la gente de esta necesidad, inspirándose en una profunda tradición de la cultura occidental.

En el episodio de Li’l Abner que se reproduce abajo, un rico capitalista, P.U., hace un estudio para identificar el sitio más pobre de América, a fin de poder contratar trabajo barato para una nueva fábrica. El lugar resulta ser Dogpatch. P.U. y su administrador vienen a Dogpatch para contratar empleados para la nueva factoría. La historia se desarrolla en algunas tiras de cómic de 1948.

Shmoos

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La moraleja crítica de esta historia es que el capitalista tiene un interés positivo en las privaciones de los residentes de Dogpatch, ya que su pobreza es condición necesaria para que el capitalista pueda usar su riqueza –la factoría– para generar ingresos. Los shmoos arruinan la posibilidad de extracción de esfuerzo laboral. Los obreros todavía pueden incrementar su consumo trabajando, ya que el shmoo sólo satisface sus necesidades básicas, pero ahora el nivel cero de trabajo se corresponde con un consumo positivo. Además, como la opción de no trabajar es mucho más atractiva cuando los obreros tienen shmoos, su posición negociadora frente a los empleadores es mucho más fuerte, y por ello la curva entera de la clase capitalista es más baja y la pendiente de la curva entera de la clase capitalista es más baja y la pendiente de la curva de los obreros es más pronunciada (es decir, aumenta el salario horario). Las deprivaciones de los desposeídos, por tanto, no son simplemente un desgraciado subproducto de la búsqueda capitalista del beneficio; son una condición necesaria de esa búsqueda. Las clases explotadoras tienen un interés en impedir que los explotados adquieran medios de subsistencia, incluso si, como en el caso de la historia de los shmoos, esa adquisición no es una redistribución de riqueza o ingresos de los capitalistas a los obreros. Por decirlo crudamente, la clase capitalista tiene interés en destruir el Jardín del Edén.

Nota sobre alienación y análisis de clase

La «alienación», hablando en general, puede decirse que ha venido a representar dos tipos de fenómenos relacionados: primero, los modos en que los productores pierden el control sobre sus propias vidas y actividades en el proceso de producción; y segundo, el modo como la producción organizada para el mercado roba a la gente, tanto individual como colectivamente, la capacidad de dirigir conscientemente el desarrollo general de la sociedad. Em ambos significados, la alienación refleja formas de impotencia: impotencia en la producción e impotencia en la sociedad. En el primero de estos significados, la alienación afecta de modo distinto las vidas de la gente en distintas situaciones de clase; se la supera cuando el proceso de producción se organiza de modo democrático y cooperativo. En el segundo de estos significados, la alienación afecta más o menos igual a todo el mundo en una sociedad de mercado; se la supera cuando los mercados se sustituyen por la planificación democrática. Ambos sentidos del concepto de alienación giran en torno a las condiciones en las cuales la gente pierde el control sobre sus propias vidas, pero para el específico propósito de elaborar un concepto de situaciones en una estructura de clases, el sentido más relevante es el primero.

La alienación como pérdida de control sobre la actividad laboral es algo íntimamente enlazado con la dominación como aspecto de las relaciones sociales. La explotación evoca valores de justicia e igualdad frente a la apropiación del esfuerzo laboral de los productores en las relaciones de propiedad; la alienación evoca valores de autonomía y libertad frente al control de las vidas de los productores en las relaciones de dominación. Los trabajadores, por consiguiente, están tanto explotados como alienados.

En cierto sentido, alienación en la producción y explotación no son más que dos palabras para el mismo fenómeno, puesto que la apropiación de los frutos del trabajo es, en y por sí misma, una especie de control sobre las vidas de los productores. La alienación del trabajador, por consiguiente, no es simplemente el resultado de la pérdida del control sobre el producto del trabajo, sino también sobre el proceso de producción.

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3 comentarios en “La historia de los Shmoos

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