La degeneración del ser humano


Hubo un tiempo en el que la gente creía que podía cambiar el mundo, hubo un tiempo en el que había políticos que creían que podrían cambiar las cosas para mejor, hubo un tiempo en que la gente tenía el valor de expresar su opinión, de manifestar su existencia y de exigir una mejoría, pero no sólo exigirla, sino que estaban dispuestos a luchar por ello. Soñadores les llaman algunos, idealistas, necios, locos, trasnochados, gente que ha perdido el vínculo con la realidad, pero yo no estoy de acuerdo, no eran nada de eso, al menos no en su connotación negativa, eran visionarios, eran personas que sentían la necesidad de cambiar el mundo. Se trataba de personas que comprendían que no podíamos vivir en sociedad si no estábamos dispuestos a formar parte de ella, a ver al que camina a nuestro lado como un igual, y no como una amenaza por sus diferencias, sino un aliado con el que sostener los pilares de este gigantesco constructo que es la sociedad.

Fueron tiempos difíciles, fueron tiempos duros, pero seguro que quien los vivió te dirá que lo volvería a hacer, que valió la pena, aunque no creo que nadie te diga que no haya que seguir luchando. Pero parece que precisamente esto último no lo hemos sabido comprender, o quizá hemos optado por ignorarlo conscientemente, verdaderamente no lo se, pero una cosa es segura, nos hemos acomodado, aburguesado como dirían algunos, nos hemos sublevado a los latigazos del poder, nos hemos vuelto vulnerables al terrorismo psicológico al que somos sometidos, hemos alzado al trono y nombrado rey de nuestros hogares al aliado del enemigo, la ventana a la mentira, hemos permitido la imposición de un pensamiento único el cual precisaría de otro nombre pues ya no es siquiera pensamiento, hace mucho que dejo de serlo para convertirse en simple información manipulada que se aglutina en nuestro cerebro sin que sea de utilidad real, pues nos han educado para no reflexionar, por el bien del control de masas nos han robado lo que convierte al ser humano en esto mismo, la capacidad de reflexión, la capacidad crítica y la capacidad de generar a partir de un conocimiento base nuevas derivaciones del mismo o incluso de la combinación de varias ideas la generación de una nueva.

La conclusión a la que llego es que hemos degenerado como especie. Vivimos en un mundo en el que perdemos el tiempo peleándonos con quien reza a otro dios que el nuestro, a quien tiene otro color de piel que el nuestro, al que tiene otra nacionalidad, al que pertenece a otra capa de la pirámide que conforma la jerarquía que nos adjudica nuestros roles en este mundo. Perdemos el tiempo en tantas luchas sin sentido, y es precisamente esto lo que conviene a quienes controlan nuestras vidas. ¿Por qué perdieron los escoceses la batalla contra los ingleses? Porque tenían tantas disputas entre ellos que olvidaron que tenían un enemigo común. Exactamente lo mismo nos ocurre a nosotros, nos han dividido, nos han encasillado en grupos, en los nuestros y los otros, donde los otros siempre son una amenaza y han de ser mirados con recelo y desconfianza. No nos damos cuenta que cada vez que luchamos entre nosotros hacemos que la sociedad y los seres humanos como especie degeneremos hasta llegar a ser infraseres, despojados de humanidad, despojados de racionalidad. Todo eso de lo que tanto presumimos se pierde las profundidades de nuestra propia ignorancia y enaltecimiento de esta misma, pues hemos llegado a un punto en el que el saber, el simple hecho de saber, es ridiculizado mientras la ignorancia se celebra pues es lo que ahora se lleva.

Como ya decía al principio, antes había personas dispuestas a alzar la voz y hablar por aquellos con quienes compartían los mismos sentimientos pero quienes no sabían poner sus preocupaciones en palabras, los grandes profetas… Pero esos grandes hombres y mujeres se han desvanecido, asesinatos imposibles de achacar a un simple loco. La muerte solía venir a por ellos y ellas oculta tras un tirador enajenado, un simple chivo expiatorio, un simple peón enviado al frente para matar en nombre de alguien que se comporta como un fantasma oculto en las tenebrosas nieblas que inundan las noches frías y oscuras. Probablemente aquí hallemos otra explicación a la inexistente predisposición a siquiera soñar con otro mundo, no hablemos por tanto de las acciones. ¿Qué profetas nos quedan? La triste respuesta es que no tenemos a nadie porque considerar a Bono y Bill Gates como los profetas de nuestro tiempo es una aberración y un insulto. Vivimos con miedo porque hemos visto que prácticamente todos los profetas, todos esos soñadores, visionarios de la posibilidad de construir un mundo mejor fueron eliminados prematuramente.

Nosotros construimos un mundo a partir de profetas muertos, a quienes no hay que olvidar nunca, pero que no son suficiente para elevar de nuevo a la humanidad a un estado en el que lo dominante sea la unión, el compromiso, la justicia, la racionalidad, en mundo en el que pensar no sea pecado sino lo deseable y requerimiento indispensable para participar de la vida en sociedad, un mundo a fin de cuentas humano, virtuoso, maravilloso y no un recinto que sirve de vertedero y que es dirigido por unas personas de mentes putrefactas que aún piensan que la vida se puede comprar con dinero. Ya Bob Marley se lo preguntaba, ¿hasta cuando miraremos pasivos como matan a nuestros profetas? Por lo que parece la respuesta a dicha pregunta es hasta que se extingan.

Pero yo sigo imaginando, llámenme soñador si quieren, pero sepan también que no soy el único, John Lennon fue nuestro precursor y nosotros seguimos sabiendo que algún día los seres humanos viviremos en paz y unidos como hermanos.

En este mundo en el que a pesar del ruido no se escucha más que el sonido del silencio, debemos resucitar a los profetas porque el mundo los necesita quizá más que nunca antes, debemos liberarnos de la esclavitud mental y alzar nuestra voz, pues ser el héroe de la clase obrera sigue siendo algo deseable, aunque hoy día es más coherente y correcto hablar de ser profeta del pueblo, de la gente que conforma la sociedad, los portadores de las reglas que hacen ésta posible, los que hacen que el mundo gire y las cosas funcionen, aquellos que muchas veces pasan desapercibidos pero sin quienes todo este mundo que hemos construido no sería posible.

Cada vez que luchamos entre nosotros degenera la especie, cada vez que quienes deberíamos ser aliados nos consideramos enemigos perdemos algo de calidad de vida, y por eso va siendo hora de que nos demos cuenta que el otro no es una amenaza sino un aliado, alguien que busca prácticamente lo mismo que nosotros, ser felices, algo que cada día es más complicado en un mundo que se desmorona debido a la erosión acelerada a la que es sometido por la arrogancia y la ignorancia del ser humano, que sigue pensando que el dinero se puede comer y que es éste el que compra la felicidad. Luchemos juntos por nosotros, por una especie que convive con el planeta, y por una sociedad unida y jamás dividida.

[tags]Ser humano, sociedad, especie, degeneración, profetas, soñadores, lucha[/tags]

3 comentarios en “La degeneración del ser humano

  1. Bertold Brech decia algo así, «El hombre que lucha un día es importante , el que gana una batalla es un valiente, el que gana una guerra un héroe, pero hay hombres que nunca dejan de luchar, y esos, esos son los imprescindibles» Yo creo que luchar (sin violencia) por una idea, por un sueño de libertad, igualdad o fraternidad, debe de hacer que nuestra vida cobre sentido y nos convierta en hombres imprescindibles. También creo que existe una magia contagiosa en la idea de que todos los hombres somos hermanos y que el virus de la razon se propagara como una epidemia de filantropia de la que nadie se va a salvar. Te quiero hermano

  2. Compartimos el mismo deseo ya lo sabes, el deseo de un mundo mejor, y a pesar de ser una persona muy crítica, lo que algunos podrían asociar con cierto pesimismo, es todo lo contrario, yo pretendo un análisis crítico para ver y resaltar lo que falla y dónde habría que efectuar cambios para mejorar, por lo que yo me considero una persona muy optimista pues de hecho creo que un mundo mejor es posible y en cierta manera incluso fácil de conseguir. Un abrazo y ya sabes que también te quiero brother, la amistad desinteresada es probablemente el primer paso para ese hermanamiento.

  3. Pingback: Los profetas

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