Madrid estos días es insufrible. Más que una visita divina esto parece el mismísimo infierno y no solamente por el calor. Las hordas de jóvenes que asisten a la mal llamada Jornada Mundial de la Juventud han tomado la ciudad.
El JMJ es lo más parecido al turismo barato de todo incluido que he visto en mi vida. Jóvenes y no tan jóvenes, con prácticamente todo lo relacionado a su estancia a un coste muy bajo. Muchas cosas ni siquiera las tienen que pagar. Ellos recorren Madrid armando follón, dejando la ciudad llena de mierda y costando un pastón al contribuyente.
Desde por la mañana hasta por la noche por cualquier esquina se escuchan gritos de peregrinos exaltados. Gritan, aplauden, cantan y zarandean banderas de sus respectivos países. Es agotador. Se agradecería que al menos visitaran la ciudad como cualquier otro turista, sin armar tanto escándalo, porque no todos somos peregrinos, ni todos estamos interesados en serlo y sobre todo, algunos tenemos otras cosas que hacer.
Pero las órdenes están claras, estos días los peregrinos son los reyes de esta ciudad, y todos los demás pasamos a un segundo plano. El respeto mutuo, uno de los dictámenes cristianos, es ignorado por sus más devotos. Pero para ellos no debe suponer un problema, con confesarse en el Retiro antes de irse: asunto resuelto.
Si otros colectivos se atreviesen a comportarse de manera similar, aquí habría hostias como panes. La historia más reciente de este país se puede resumir con la imagen de una porra. Los visitantes divinos sin embargo pueden permitírselo, son tan beatos que todo lo hacen con buena intención y con el fin de compartir el mensaje de Cristo.
Este es un estado laico. Es coña claro. La Familia Real se reúnen con el Papa, Esperanza Aguirre tampoco se lo pierde, incluso el presidente de este país… Pues eso, que lo de laico es de coña, por si alguno aún no se había dado cuenta. Una vez lo dijo alguien y unos cuantos se lo creyeron. Aún se está partiendo el culo.
Foto | @CHUECASEMUEVE