La tercera edad, los grandes olvidades de la ecuación


Estamos en campaña electoral y ya se sabe que en esos momentos siempre se prometen muchas cosas. Que luego se cumplan es un tema bien distinto. Lo que me resulta relevante es que se prometen muchas cosas para los jóvenes, que está bien, yo también soy joven y teniendo en cuenta la lamentable situación laboral de éste país, así como los salarios que son para echarse a llorar, entiendo que estas ayudas son más que necesarias. Aunque desviándonos un poco de la cuestión que aquí deseo tratar, creo que en vez de tantas ayudas, habría que resolver el problema real que son los sueldos miserables que recibimos por nuestro trabajo y los costes tan elevados que supone la vida para un ciudadano normal. Pero como digo ese no es el tema que pretendo tratar aquí.

Escucho todas esas promesas y me doy cuenta de que falta alguien, esos grandes olvidados, la gente mayor. Sus abuelos y los míos. ¿Qué es de ellos? Si uno ve las jubilaciones miserables que reciben es para echarse a llorar. Por ello es aún más admirable ver el buen humor de muchos mayores, que a pesar de tener que obrar milagros para llegar a fin de mes, aún tienen ganas de pasarlo bien, de disfrutar de la vida y consiguen incluso que les sobre dinero para regalarle unos euros a su nieto. A mi esa gente me impresiona. Es cierto, mi abuela vive en Alemania, pero allí la situación no es mejor, las jubilaciones son igual de miserables.

¿Es eso forma de tratar a nuestros mayores? Que no puedan concederse un capricho porque se les saldría del presupuesto. Saben, me entristece de sobremanera ver a personas que se han pasado toda la vida trabajando como animales, porque la gente antes tenía una moral de trabajo muy diferente a la de ahora, y que a cambio les paguemos ofreciéndoles una vejez miserable. Eso no puede estar bien. No puede estar bien que una persona se haya pasado cincuenta años trabajando para que luego, una vez jubilado no pueda ni pagarse un viaje, ni comerse algo especial algún día, ni prácticamente vivir.

Desgraciadamente a muchos jubilados no les quedan fuerzas ni ganas de luchar por una mínima calidad de vida que creo que nuestros mayores se merecerían, y además, la sociedad tampoco les hace mucho caso, porque ¿quién va a hacerle caso a unos viejos pesados a los que se les va la cabeza y no hacen sino hablar de viejas batallas? Pues queramos o no, dentro de unos años, nosotros seremos ellos, y nos gustaría poder tener una vejez digna, después de años de sacrificio dedicados a un trabajo que la mayoría de las veces no nos aporta nada. Así que creo que todos deberíamos de ser un poco menos egoístas y prestar también nuestra voz a los que quizá ya no tengan tantas fuerzas para luchar.

[tags]Tercera edad, mayores, olvidados, jubilaciones, promesas, elecciones[/tags]

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