Leí ayer que los centros privados de Venezuela temen que la nueva Ley de Educación adoctrine a los niños en el socialismo. A mi esto me hace gracia, porque parece que mientras se adoctrine a los niños en el capitalismo, ese adoctrinamiento no supone ningún problema, pero en cuento se pretendan fomentar otros valores, un modelo humanista, social, solidario, que no eduque sólo para el mercantilismo, algunos se rasgan las vestiduras.
Que triste que en este mundo se valore positivamente una educación que promueve el individualismo y el egoísmo, y muchos parecen padecer erupciones cuando se les habla de unas ideas alternativas, más sociales, más acordes con el mundo en el que vivimos. En él, nuestras acciones no están aisladas, sino son como una pequeña piedra que si se tira al mar genera unas ondas que se extienden en círculo, cambiándolo todo. De igual forma por insignificante que nos pueda parecer nuestra vida, generamos ondas, y quién sabe en qué lugar pueden sentir el empujón de dicha ola.
El individualismo más acérrimo es un modelo del pasado, va siendo hora de probar algo nuevo, algo que fomente otros valores, valores de colaboración, la capacidad crítica, la participación ciudadana, un modelo que fomente la reflexión y que dé a las personas las herramientas necesarias para que puedan pensar y sacar sus propias conclusiones, y que sean las masas las que dominen y no unos cuantos oradores endiosados y que tan sólo piensan en llenar sus propios bolsillos, haciendo alguna pantomima de tanto en tanto para ser reelegidos.
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