
Yo no me canso de decirlo, el nacionalismo es cosa del pasado, o más bien debería de serlo. Esto último es más exacto, porque aún es una cuestión de rabiosa actualidad, por desgracia. ¿Cuando aprenderemos que el mundo no tiene más fronteras que las que pudieran considerarse físicas? E incluso éstas ya podemos evitarlas de muchas maneras.
Si lo pensamos seriamente se torna absurdo defender algo, ya de por sí tan absurdo, como una nación, un trozo de tierra que no pertenece a nadie, aunque muchos pretendan apoderarse del mismo.