El otro día me tope con esta reflexión interesante y desgraciadamente cierta, matar está mejor que follar. Ese era el título del post y resume a la perfección lo que se exponía en el mismo.
Es curioso como generalmente somos rápidos en calificar a alguien como degenerado/a cuando muestra un poco más de interés, o bien habla más abiertamente de temas sexuales. En cambio no solemos tener problemas en hablar de todo tipo de noticias de lo más desagradables, violentas, no escatimar en detalles viscerales y no nos da ningún reparo hurgar en los más oscuros recovecos del morbo. Es cierto que en Europa podemos respirar una mayor apertura con respecto al sexo en comparación con Estados Unidos, pero tampoco tanta.
La relación del ser humano con la sexualidad es extraña, diría incluso que es enfermiza y poco saludable. En este aspecto, y en muchos otros por supuesto, creo que la Iglesia Católica y otras religiones han hecho mucho daño. Aunque matar es un pecado y el sexo no lo es necesariamente, parece que el sexo puede llegar a ser incluso más escandaloso que un asesinato.
Esa famosa exclamación hippie «Haz el amor y no la guerra» parece que no ha gustado mucho, y seguimos prefiriendo hacer la guerra, quizá precisamente porque no hacemos el amor lo suficiente. Quizá si los políticos del mundo estuvieran bien follados, y las personas en general, no estaríamos con tantos disgustos, guerras, terrorismo, asesinato y riñas que carecen de sentido alguno. Yo abogo por promover una sexualidad sana, porque la nuestra, al menos hablando en términos generales, no lo es.
La gente es rápida al juzgar a alguien y considerar a éste un obseso, una persona que tenga un mayor deseo sexual que la media, que aparenta ser muy reducido, ya está obsesionado, es un enfermo. Curiosamente yo pienso que es más obsesivo y enfermo precisamente quien reprime constantemente ese impulso que por otra parte es natural, y que en esa constante represión advierte una connotación sexual en todo. A esto me he referido en otras ocasiones con la famosa expresión de «la mirada sucia». ¿Quién es el pervertido? ¿El que hace algo que en principio no tiene ningún factor sexual o quién ve una clara exhibición de la perversión y hace un drama de algo que podría pasar totalmente inadvertido?
Muchas veces se critica la vestimenta de las personas, porque no van lo recatadas que deberían, porque muestran más de lo que se debe ver. Quisiera señalar llegados a este punto, que desgraciadamente la cuestión de la vestimenta suele afectar más a la mujer que a los hombre, aunque a éstos también les pueda afectar. Es curioso que nos quejamos tanto de Oriente Medio y de los países musulmanes, pero en el fondo, muchos en el supuesto mundo desarrollado y civilizado siguen teniendo la misma tendencia, pensar que porque una mujer no esté tapada, prácticamente en su totalidad, ello la convierte en una fresca, en una chica fácil, en una puta como se la suele calificar. Si es que parece que somos todos unos pervertidos que para que no estemos con el colgajo en erección todo el día necesitamos que las mujeres estén cubiertas como las monjas. Pues menudo ser vivo tan avanzado somos no, si no somos capaces de tener un cierto control sobre nuestro deseo sexual.
Pensemos un poco: ¿por qué ver una parte del cuerpo que no está cubierta es un problema? Acaso ver un poco más del muslo ya necesariamente nos hace pensar en sexo, en follar… Entonces no deberíamos de ir a la playa, porque allí todos estamos prácticamente desnudos. Pero claro en la playa como que es diferente, porque estás en la plya. Pero yo me pregunto: ¿qué diferencia hay en que le vea las rodillas a una chica o el escote en la calle, que se lo vea en la playa? Es evidente que vestirse de determinada manera puede ser para llamar la atención, y para generar en otros cierto deseo y admiración, pero así como hay personas que lo hacen por eso, las hay que no. Hay chicas que se ponen una minifalda porque hace calor, y se ponen una camiseta de asillas o un top porque hace calor. Los hombres cuando tenemos calor nos podemos quitar la camiseta y no hay mayor problema, pero la mujer, por el simple hecho de que hemos considerado las tetas como un elemento altamente erotizado no pueden hacerlo, sería un escándalo. Pues ciertamente no lo comprendo. Aquí o follamos todos o pinchamos la/el muñeca/o.
Si los hombres se pueden quitar la camiseta sin que las mujeres necesariamente sientan un impulso descontrolado por follárselos o violarlos directamente allí en plena calle, ¿acaso no sería lógico que una mujer también pueda hacerlo sin que se vea como algo terrible?
Yo propongo, dado que somos tan raritos con nuestro cuerpo y nuestra sexualidad, que por lo menos dentro de lo enfermizo seamos coherentes, por tanto ya que el que la mujer muestre sus pechos se sigue viendo en muchos casos como algo pecaminoso, pues entonces la visión del pecho del hombre también debería serlo, por tanto exijo desde aquí que los hombres tengamos que ir también con la parte de arriba de un bikini a la playa, porque ¿qué es eso de ir enseñando el pezón? ¡Por Dios! Que hay mucha tensión sexual en el ambiente. Que yo tengo unos pezones muy bonitos, y eso no podemos mostrarlo así libremente.
Y así hay muchos ejemplos que demuestran lo raros que somos y el comportamiento tan patético que tenemos con la desnudez y la sexualidad. Por ejemplo, ¿por qué en los anuncios, en las revistas y demás ponen a mujeres desnudas, pero cuando toca poner a un hombre desnudo como mucho le vemos el culo, pero la polla, el pene, el colgajo o como lo quieran llamar prácticamente nunca aparece?
Es gracioso ver como cada verano una asociación determinada pide playas para familias, en las que no haya gente haciendo topless y en tanga. Y es precisamente así como se fomenta esa mirada sucia, porque si desde pequeños estamos acostumbrados a que los pechos, la vagina y el pene son caca, pues creceremos y tendremos esa extraña contradicción de deseo por un lado, y de la razón que nos dice que eso es caca, lo que genera una angustia y un malestar, y en definitiva y falta de libertad y de naturalidad increíbles.
Yo he de admitir que se me hace un poco raro ver escenas de sexo en una película con tus padres, y supongo que para muchos padres también lo es verlas en presencia de sus hijos, pero creo que es un una idea que hay que deconstruir, hay que trabajar en ello y llegar al punto de ver dicha escena como una más de la película, y no darle un sentido o una connotación de mayor importancia porque no la tiene. El sexo, al igual que comer, beber, cagar y mear, forma parte de nuestra vida. Y será entonces, cuando hayamos comprendido que el sexo no es nada más que una aspecto más de nuestra naturaleza cuando nos habremos liberado de nuestra constante angustia y nuestra represión enfermiza.
Si algún día tengo un hijo/a procuraré educarle de esta forma, intentaré que sea libre, y que no tenga esas ataduras que lo único que hacen es convertirle en un esclavo/a de un deseo reprimido y que le encierra en un círculo vicioso que se retroalimenta, ya que la represión alimenta el deseo y el creciente deseo nos «obliga» a una creciente represión, y eso evidentemente genera en nosotros un malestar. Y diré más, al contrario de estas personas que no quieren que sus hijos/as vean unas tetas en la playa, yo no tendría ningún problema con eso, incluso preferiría que mi hijo/a viese una escena de sexo en una película que un asesinato, porque el sexo es algo maravilloso, mientras que matar no lo es, es algo horrible. Creo que mostrar a los hijos/as que la sexualidad forma parte de la vida del ser humano, y darles una correcta educación en cuanto a prevención de embarazos y animarles a usar preservativos para evitar el contagio de enfermedades de mayor o menor gravedad es la forma de dar una mayor libertad y bienestar a esas personas que supuestamente tanto quieres por ser tu descendencia.
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