Ayer el pueblo francés votó en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. La participación fue altísima nuevamente, casi un 85%, pero por desgracia los franceses se decantaron por el conservadurismo, lo que a mi personalmente me apena mucho, pero ha sido el pueblo quien ha dado la mayoría de votos a Nicolas Sarkozy. A mi personalmente me hubiera gustado ver a Ségolène Royal en la presidencia, tanto por ser mujer como por ser de izquierdas, bueno de izquierdas light, porque todos sabemos bien que mientras la derecha se radicaliza a pesar de anunciarse como partidos de centro, la izquierda se convierte en un partido de derecha moderada. Aún sabiendo que la izquierda no es tal, esta es preferible a dejar el gobierno en manos de un partido de derecha cuyas tendencias se radicalizan.

Estoy seguro que Nicolas Sarkozy dará mucho de que hablar durante estos próximos años de su legislatura, y estoy seguro que durante su mandato veremos algunas cosas en el país vecino que no serán precisamente positivas para las clases populares. Aunque esto tampoco es una novedad, pues a pesar de que los trabajadores sostienen los pilares de la sociedad mundial, son las élites, clases ociosas, las que se llevan todo el mérito, las que explotan al obrero y cada vez más lo obligan a vivir en unas condiciones semejantes a la esclavitud, siendo el ocio un privilegio de quienes detentan el poder, y las condiciones de vida de la columna vertebral de la sociedad nefastas, lamentables y de una precariedad que va en aumento.

A pesar de todo le deseo lo mejor al pueblo francés, y que las consecuencias negativas de esta elección sean las menos posibles, pero no me extrañaría nada que muchos se arrepintieran de haber votado por el candidato conservador dentro de un tiempo.

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