Aznar parece empeñado en seguir en boca de todos, parece que no soporta la idea de difuminarse en el paisaje, cuando sería lo mejor para todos, incluido su partido, que seguramente no se ve precisamente beneficiado de la cantidad de sandeces que va diciendo su presidente honorífico en los lugares más diversos. Esto en cierta manera me alegra, porque es el propio Aznar el que está haciendo quedar mal al Partido Popular, pero por otro lado considero, aún asumiendo que el PP pudiera recuperar cierta simpatía, que el ex-presidente debería de retirarse a una gruta en alguna montaña y permanecer allí callado hasta el fin de sus días.
Lo más llamativo es que parece que Aznar entona estas sandeces incluso con el pecho inflado como si de un gallo se tratase, cuando sus reflexiones son más bien para callárselas y no abrir la boca, disimulando de esta forma, al menos en cierta medida, que se es tonto.
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