Leí en la Men’s Health del mes pasado que cuarenta años después de la comercialización de la primera píldora anticonceptiva femenina, se multiplican las investigaciones para desarrollar su homóloga masculina. Las últimas novedades llegan desde la Universidad de Virginia (EE.UU.). El Dr. John Herr ha descubierto una nueva proteína (a la que ha bautizado «SFEC») que se encuentra en la cola de los espermatozoides y que, al parecer, se ocupa de suministrarles la energía necesaria para moverse. Si los científicos consiguen alterar esta proteína, los espermatozoides se quedarán sin energía suficiente para nadar y fertilizar los óvulos.

Esto es una buena noticia, aunque espero que se den un poco más de prisa, y las pastillas anticonceptivas para el hombre salgan pronto al mercado. Considero que es una necesidad fundamental y un paso adelante en el paso a una sociedad más igualitaria, en la que la esclavitud de los anticonceptivos no sea un fenómeno al que se ve sometida prácticamente de forma exclusiva la población femenina, y los hombres empiecen a tomar conciencia y a participar en esta práctica, quitando una gran carga, en este caso hormonal a las mujeres.

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