Si todos fueran funcionarios el mundo dejaría de girar. Seguro que no soy el único que ha pensado alguna vez que los funcionarios son unos sujetos a los que les gusta vacilarse de la gente, y detrás de esa cara tan seria de amargado se esconde un sadista feliz, una persona que disfruta amargando la existencia a los demás. Pero como la vida hay que tomársela con humor…
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