La energía


En estos días se debate mucho acerca de la energía, cómo producirla y cómo hacer frente al creciente problema de la contaminación y el efecto invernadero, que está produciendo el cada vez menos discutible cambio climático. Lo que me hace echarme las manos a la cabeza es comprobar que aún haya sujetos tan sumamente estúpidos para afirmar que la energía nuclear es la solución a todo este tipo de problemas.

Menos mal que hay gente coherente, y entiende que, el ritmo de crecimiento que precisa el capitalismo para seguir ofreciendonos nuevos productos a diario para que podamos satisfacer nuestra incansable necesidad de consumo masivo no nos lleva a buen puerto. Por lo tanto esta locura se tiene que acabar.

«Los planteamientos de la industria nuclear para salvarse de la muerte anunciada no pueden considerarse efectivos para resolver los problemas que tenemos planteados, y éstos deben abordarse desde otra perspectiva. De hecho, un incremento continuado de los consumos energéticos no es posible, ni con energía nuclear ni sin energía nuclear, y por ello la solución sólo puede venir mediante reducciones significativas de la demanda. Hay que aceptar que el crecimiento exponencial continuado es imposible en un mundo finito y prepararnos para un futuro basado en las energías renovables, un futuro de altos costes energéticos en el que el bienestar y la felicidad no podrán asociarse sólo, ni principalmente, al consumo material y a los viajes de placer.»

A esto se suman reflexiones tan interesantes como las de un joven ingeniero de telecomunicación de Valencia, que nos propone una solución, no contaminante, mediante energías renovables para que podamos abastecernos de energía, sin seguir contaminando el mundo al ritmo que lo hacemos. Esto sería posible, ya que técnicamente con sólo 5 centrales solares que midieran 100 km x 100 km se podría producir la energía para todo el planeta. Para más detalles pueden visitar su web. Si es que hay soluciones, pero se ve que a ciertos sectores de la población, aquellos que tienen el monopolio del poder y del capital, no les interesa cambiar las cosas porque no encuentra un beneficio directo para ellos en ello, olvidándose de que la contaminación y la destrucción del planeta nos afecta a todos, y si no es a nosotros directamente, quizá si a nuestros hijos, nietos o quien sea que venga detrás de nosotros.

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