Querido público, son muy amables por asistir a esta exposición de simples ideas, ideas que trato de difundir, pero solo las palomas me aplauden, soy ese pobre chalado que va al parque con una caja de madera. Soy aquel que grita a un público que pasa de largo, mi voz se ahoga en el mundanal ruido de la ciudad, las pitas y el ruido de los motores reclaman mi silencio.
La prisa impide la reflexión, por eso se empeñan en hacernos correr, para impedirnos pensar. Somos hamsters en una jaula, condenados a correr en una rueda que gira con nosotros, obligados a recorrer constamente el mismo camino, e impedidos a tomar conciencia de ello.
Yo soy ese al que despectivamente llaman orador, no tengo cabida en un mundo que gira entorno a las modas, a la velocidad, a la apariencia, al ordenador. ¿Quién quiere escuchar a este pobre loco pudiendo ver gente cayéndose en YouTube? ¿Quién se va a parar para oír los desvaríos de un pobre loco que se toma el tiempo para quedarse quieto mientras todos corren a toda prisa? Acaso no se dan cuenta de que mi personaje es invisible en esta historia. Soy como el celofán, ya que miran a través de mi, pero yo nisiquira envuelvo nada que capte un atisbo de interés.
Recorro las sobrias calles de la ciudad, busco desesperado vida entre tanto hormigón. Busco una planta con la suficiente fuerza para abrirse hueco entre el asfalto, un escarabajo capaz de sobrevivir en estas estériles calles. Busco al amigo imaginario que no tengo, sueño aquello que no recuerdo y deseo lo que no soy capaz de imaginar. Persigo fantasmas, lo que me hace parecer un loco desquiciado en un mundo de cuerdos. En realidad los cuerdos son una utopía.
La uniformidad estandariza la percepción, no hay melodía para la vida, sonidos repetitivos y chirriantes marcan el ritmo de nuestras vidas, no hay baile sino temblor, no hay canto sino distorsión, no hay instrumentos sino samples, ya no queda nada real, es todo una farza.
Pero aunque hable solo, aunque siga subido a esa caja sin nadie que se pare a escuchar, seguiré haciéndolo día tras día, es lo mejor que se hacer, pararme en este mundo de locos, quedarme quieto y observar los acelerados andares de todos los que pasan por mi lado. Saco conclusiones de lo que siento cuando estoy quieto, invisible entre la multitud, aún destacando por mi altura me desvanezco por la indiferencia. Aún así me levanto cada día para seguir gritando y contando a todos mis observaciones. Porque ante cada problema creo ver soluciones.
Hay una razón por la que me levanto cada día, me pongo las gafas y salgo al mundo, y es que quiero ver la realidad tal y como es, quiero ver su dureza, pero también su dulzura. No he dejado de creer que, aunque en ocasiones puede ser frustrante hablar entre personas que no quieren escuchar, algún día algo de lo que digo puede tener sentido para alguien, igual que muchas cosas que otros han dicho han tenido sentido para mi.
Con esta reverencia me despido, gracias amable público, gracias palomas por vuestros aplausos, me llevo mi caja y ya mañana volveré.
Yo siempre escucho el grito con el que tu silencio exclama que estas vivo y piensas que existes, no solo te oigo amigo mio… siempre te escucho.
Gracias brother, sabes que ese sentimiento es mutuo y la verdad, es genial poder conversar con personas como tú, «de la misma especie» entre tantos «extraños» empeñados en hacer rallies con coches tuneados, la música a un volumen ensordecedor y una música que es imposible que incite a pensar.
Lamentablemente… es la pura verdad… estamos llegando al termino de nuestra raza… es triste pero cierto…
La verdad comparto todo lo que escribiste, nose quien sos, recien hace 5 minutos apareci por aca buscando ideas para mi tesis sobre la falta de comunicacion en las generaciones de hoy…
Volviendo a esto… la verdad me da gusto saber hay gente que piensa, que fluye, que se saco la venda de los ojos y tiene otra manera de ver las cosas… una manera propia.
Una de las cosas que doy como conclusion… es que tenemos por obligacion que pasar la «antorcha» a los demas… demostrando que se puede lograr todo lo que queramos, con respeto y disciplina…
un abrazo grande, desde Argentina.