Una de las muchas razones por las que he dejado de usar el MSN Messenger ha sido precisamente porque con el tiempo la comunicación con los interlocutores se hacía cada vez más imposible. No sólo la incongruencia en el uso del lenguaje, la construcción de oraciones que carecían totalmente de sentido y me impedían entender lo que me querían contar, sino porque las oraciones dejaban paso a los jeroglíficos, aunque estos poco tenían que ver con los descubiertos en el antiguo Egipto, pues son de colores y tienden a moverse dentro del espacio que ocupan, hablo evidentemente de los emoticons.
De la gracieta de añadir una carita sonriente «:-)» al final de un email, que en cierto sentido incluso podía tener su gracia hemos pasado a exaltados gráficos que se esconden tras las cadenas de caracteres más comunes y constantes en una conversación, mostrándose así insolentes y empeñados en impedirnos comprender lo que se nos intenta decir.
Para mi los emoticons o idioticons como he visto que los llaman muchos, se han convertido en una auténtica pesadez que concibo como cansina y no veo en ellos una ayuda para transmitir un mensaje, sino todo lo contrario, un impedimento, porque claramente se está haciendo un mal y abusivo uso de los mismos.
Pues los emoticons, esos pesados y exaltados gráficos, cumplen el 19 de septiembre 25 años. La verdad es que ya están bastante mayorcitos para seguir comportándose de esta forma tan infantil.
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