Detenidos


El cineasta Michael Winterbottom pone el dedo en la llaga de Guantánamo. Su idea fue la de sacar los colores a las grandes democracias y denunciar con su película «The Road to Guantanamo» que se cometen vejaciones en aquel limbo legal que no repara ni en niños.

Los cuatro protagonistas de la película son ex presos de la base militar estadounidense en territorio cubano. Winterbottom explicó que su objetivo con esta cinta era recordar, en noventa minutos, que Guantánamo sigue allí.

Winterbottom pone imágenes a las vivencias de cuatro jóvenes británicos de origen paquistaní que viajan a Karachi para asistir a la boda de uno de ellos y terminan siendo capturados junto a cientos de supuestos talibanes y simpatizantes de Al Qaeda en Afganistán, país al que deciden viajar «por curiosidad» y ayudar, no saben muy bien cómo, a los hermanos musulmanes que allí sufren.

Según los ex presos: «Ser árabe equivale en Guantánamo a pertencer a Al Qaeda.», afirmación que no pongo en duda conociendo la forma de pensar de esos americanos fundamentalistas.

Uno de los protagonistas de esta desafortunada historia Shafig Rasul, denuncío que «Guantánamo tiene que ser cerrado inmediatamente. Ese lugar es contrario a los derechos humanos», y yo me sumo a los que apoyan esa moción.

Lo curioso es que en estos días dos de los actores de la película fueron detenidos e interrogados durante una hora en el aeropuerto de Luton, en Londres, cuando regresaban de Berlín de su visita a la Berlinale, según asegura Reprieve, una ONG británica que informa en nombre de los actores.

Uno de los interrogados fue Ruhal Ahmed, que viajaba junto a Shafiq Rasul, y junto a los actores que interpretan sus papeles, Rizwan Ahmed y Farhad Harun. Agentes del cuerpo especial de policía le preguntaron a Ahmed, al parecer, si tenía intención de seguir haciendo películas de carácter político, y le amenazaron con detenerlo durante 48 horas.

La verdad es que es deplorable que unas personas inocentes tengan que vivir una tortura como lo es ser prisionero en Guantánamo, y que encima luego los detengan y los amenacen por denunciar lo que en aquel inhumano lugar ocurre es lo más detestable que he leído en mucho tiempo.

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