La niña soldado


Senait Mehari nació alrededor de 1974 en Eritrea, durante la guerra civil, en la cual Eritrea luchaba por su independencia contra Etiopía. Este enfrentamiento desgarró a su familia desde un principio, ya que su padre era eritreo y su madre etíope lo cual la colocaba entre dos bandos enfrentados. Su padre intentaba huír, y abandonó a mujer e hija. La madre de Senait no sabía que hacer y cuando su hija tenía tan solo unas semanas la abandonó en el interior de una maleta. Una vecina rescató al bebé, pero su madre fue condenada a 6 años de cárcel por dicha acción.

Hasta su quinto año de vida, Senait, creció y vivió en un orfanato dirigido por monjas italianas, donde ella era una de las pocas niñas negras, entre una mayoría blanca. Ella y los otros huérfanos negros fueron objeto de burla del resto de huérfanos e incluso de las propias monjas. Después de casi cinco años apareció un día una mujer que resultó ser la madre de Senait que venía a buscarla.

Sólo disfrutó de la vida familiar agradable y feliz con sus hermanas y abuelos durante un año, después tuvo que volver con su padre y la nueva mujer de éste. En su nueva casa los golpes formaban parte del día a día. Cuando la familia se vió envuelta en la guerra civil y tuvo problemas económicos, su padre alistó a Senait y a sus dos hermanastras en uno de los ejércitos rebeldes. Senait fue entrenada para ser una niña soldado, ya que se requerían soldados y los niños servían perfectamente para sus propósitos. Se sucedieron tres años de hambre, sed, enfermedad, golpes y constantes instrucciones.

A los nueve años Senait pudo huir. Cuando ella y sus hermanas estaban solas cogiendo agua, su tío las secuestró a escondidas. Huyeron a Sudán, donde vivieron durante dos años en casa de su tío. Después de pedir asilo, y de la concesión de éste el 9 de enero de 1987, viajó con sus dos hermanas a Hamburgo. Desde entonces vive en Alemania, y ha triunfado en diversos ámbitos. Senait Mehari ha escrito un libro, Feuerherz, en el cual nos cuenta sus trágicas vivencias, y cómo ha superado los traumas que dichas experiencias le causaron; y también ha publicado su primer disco, Mein Weg, el cual suena bastante bien por lo poco que he podido escuchar. En él el R&B y el Soul se dan la mano para hacernos disfrutar y entender un poco más a ésta gran mujer, fuerte y luchadora que es digna de admiración, y cuya belleza y dulce voz no nos traen a la mente el sufrimiento y el dolor, pero cuyos ojos denotan la dureza de su vida pasada aunque también dejan sitio a las buenas vivencias de la actualidad y espero, que del futuro.

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